sábado, 31 de julio de 2010

Post Mortem XVII



Fotografía de un niño uruguayo en su ataúd en la sala velatoria. No tengo mucha información acerca de ella, quizás sea de los años veinte o un poco anterior. Lo cierto es que de ser así, resulta bastante tardía ya que para esos años la costumbre de fotografiar a los muertos ya estaba en decadencia...

sábado, 24 de julio de 2010

La nota suicida de Stefan Zweig


A continuación les transcribo un material de la revista Argos acerca del suicidio del genial escritor austríaco Stefan Zweig quien se suicidó junto a su esposa en Petrópolis, Brasil, el 22 de febrero de 1942.

El amanecer de Stefan Zweig

por Harriet Quint

El 22 de febrero de 1942, la policía de Petrópolis, en Brasil, encontró a un hombre acostado en su cama, vestido con un traje informal, pero elegante. A su lado, una mujer cuyo brazo izquierdo abrazaba su pecho. Este hombre era el escritor austriaco Stefan Zweig. Le faltaban días para cumplir los sesenta años. La muerta era su esposa de treinta y tres años, con nombre de soltera Altmann. Habían tomado Veronal.

Sobre el escritorio ordenado con una meticulosidad extrema se encontraban cartas de despedida, los lápices con punta afilada, los libros prestados con la etiqueta de sus respectivos dueños y una declaración dirigida a las autoridades de Petrópolis en la que afirmaba haberse quitado la vida en pleno conocimiento del acto, y por voluntad propia.

¿Por qué el escritor exitoso, el hombre que tenía una excelente situación económica, que se había puesto a salvo de las persecuciones fascistas, había partido de la vida? Interrogantes que sólo se pueden contestar con suposiciones, interpretaciones de las palabras que dejó escritas, reflejo de su manera de pensar, de la visión que tuvo del mundo. Especulaciones que hacemos para tratar de entender el suicidio, para que no quede solamente como una anotación fría y burocrática en los documentos oficiales; respuestas que buscamos para justificar algo tan estrictamente personal como es la vida y la muerte.

El hombre que siempre consideró por encima de todas las cosas su libertad personal, una Europa unida por la hermandad y sin fronteras espirituales, vio truncada la realización de estos valores, porque le tocó vivir en una época bélica, en la que la humanidad se destruyó en dos guerras mundiales. Zweig tenía fe en el hombre, y cuando éste fracasó, buscó y halló refugio en la muerte. Senequiano en su último acto, estaba convencido de que “La vida depende de la voluntad de otros; la muerte. de nuestra propia voluntad” (Montaigne, Europäisches Erbe, Frankfurt, 1982, p. 48). Un acto de máxima libertad, desligado de cualquier dogmatismo religioso le concedió por último, eso, que tanto anheló, la esperanza de un nuevo “amanecer”.

***

Declaración*

Antes de partir de la vida, con pleno conocimiento, y lúcido, me urge cumplir con un último deber: agradecer profundamente a este maravilloso país, Brasil, que me ofreció a mí y a mi trabajo una estancia tan buena y hospitalaria. Cada día aprendí a amar más este país, y en ninguna parte me hubiera dado más gusto volver a construir mi vida desde el principio, después de que el mundo de mi propia lengua ha desaparecido y Europa, mi patria espiritual, se destruye a sí misma.

Pero después de los sesenta se requieren fuerzas especiales para empezar de nuevo. Y las mías están agotadas después de tantos años de andar sin patria. De esta manera considero lo mejor, concluir a tiempo y con integridad una vida, cuya mayor alegría era el trabajo espiritual, y cuyo más preciado bien en esta tierra era la libertad personal.

Saludo a mis amigos. Ojalá puedan ver el amanecer después de esa larga noche. Yo, demasiado impaciente, me les adelanto.

Stefan Zweig

*Esta “Declaración” de Stefan Zweig se encuentra en: Hartmut Müller, Stefan Zweig, 8° ed., Rowohlt (Bildmonografien, 1290), Reinbeck bei Hamburg, 1998, p. 129.

viernes, 9 de julio de 2010

Coches fúnebres I

Un coche fúnebre o carroza fúnebre es un vehículo que se utiliza para transportar el ataúd que contiene los restos mortales de una persona. En el ritual funerario de muchas culturas los despojos mortales se depositan en un féretro que es transportado en un coche fúnebre por el trayecto desde el sitio de velación, la iglesia y el punto final de entierro o incineración del cuerpo.


Estructura del coche fúnebre

El coche fúnebre tradicional consta de un chasis alargado tipo vagón con espacio suficiente para albergar un ataúd y los arreglos florales que le acompañan. La parte frontal, incluyendo la cabina, son muy parecidos a una limusina con capacidad para el conductor y uno o dos acompañantes del féretro.

La parte trasera del coche fúnebre está especialmente diseñada para alojar el ataúd equipando el piso con sendos armazones metálicos provistos de seguros que sirven tanto para estabilizar el cajón (si están activados) como para permitir su deslizamiento. El vagón trasero puede estar recubierto totalmente en vidrio transparente - con lo que se permite una vista total del féretro, o recubierto por carrocería metálica con vidrios polarizados o semi polarizados.

Los coches fúnebres equipados con bocinas, campanas o sirenas son aún comunes en ciertas regiones del mundo. Dichos artefactos son utilizados para dar una mayor solemnidad al ritual y eran un aditamento casi que obligado en los coches de principio y mitad del siglo veinte.



Estilos de coches fúnebres

Los estilos asociados a los coches fúnbres han variado de tiempo en tiempo siendo característico en el siglo XVII el uso de carrozas talladas en maderas con fuertes figuras naturales - hojas especialmente, y columnas y techos de estilo victoriano. Este estilo se conservó en los coches fúnebres hasta bien entrado el siglo veinte.

En América y Europa el estilo del coche fúnebre es sobrio y elegante caracterizándose por el uso de colores oscuros, especialmente el negro y el gris. En otras culturas como la japonesa los coches fúnebres suelen ir adornados con elementos propios de las bóvedas funerarias de religiones tales como la Budista.

En la actualidad se presenta una tendencia marcada por grupos sociales a crear versiones de carrozas fúnebres que representen su estilo de vida.

Historia

Los primeros coches fúnebres tirados por caballo eran usados en los ritos fúnebres de Inglaterra desde el siglo XVI existiendo registros de uso en América hacia finales del siglo XIV. Los primeros coches motorizados datan de mayo del año 1907 según la revista Scientific American siendo los vehículos basados en combustible fósil construidos desde 1909 en los Estados Unidos. Sin embargo, no fue sino hasta los 1920s en que su uso empezó a extenderse.

En los primeros años del siglo veinte y hasta bien entrada la década del treinta de ese mismo siglo, los coches funebres motorizados eran fabricados emulando a las carrozas fúnebres victorianas con gran cantidad de ornamentos exteriores (en algunos modelos, como el de Leo Gillig de 1913 incluían faroles y campanillas mudas) y tocados interiores en la zona del ataúd.

En el periodo de postguerra se empezó a usar un estilo más sobrio que reemplazaría paulatinamente el uso de coches tallados y el chasis metalizado empezó a ser el predominante. La elegancia fue el punto a seguir imponiéndose el estilo tipo limosina.

Marcas famosas

Normalmente carros lujosos han sido usados como coches fúnebres. La mayoría de ellos son de marcas reconocidas tales como:

* Cadillac
* Lincoln
* Mercedes-Benz
* Jaguar
* Opel
* Ford
* Volvo

Otras marcas que han sido ampliamente usadas en el pasado:

* Daimler
* Rolls-Royce
* Studebaker
* Buick



Vía │ TeleExpress

viernes, 2 de julio de 2010

Santiago Ramón y Cajal practicando una autopsia


El famoso médico español Santiago Ramón y Cajal especializado en histología y anátomo-patología microscópica. Obtuvo el premio Nobel de Medicina en 1906 por descubrir los mecanismos que gobiernan la morfología y los procesos conectivos de las células nerviosas, una nueva y revolucionaria teoría que empezó a ser llamada la «doctrina de la neurona», basada en que el tejido cerebral está compuesto por células individuales.

Sala de autopsias en 1900

Sala  de autopsias del  Instituto Médico Forense Argentino en 1900 . En el centro registro, armario con instrumental, a la izq., un cadáver; el espejo muestra noticias clavadas en la pared. Los cráneos (centro) y restos esqueléticos (derecha)  no son ornato, sino material de comparación que también sirve a la importante función de disuadir de acercarse a los internados que pudieran deambular cerca de noche.