sábado, 27 de diciembre de 2014

Las visitas de duelo


Las visitas de duelo no están permitidas a las personas de etiqueta, quienes sólo pueden hacerlas en el  aniversario de la muerte acaecida (...). Es una vulgaridad creerse autorizado para hacer una visita de duelo, (...) sólo por haber llevado amistad íntima con el difunto, sin tener ninguna confianza con las personas de la familia dolorida.

Las visitas de duelo que se hacen dentro de los ocho primeros días de acaecida la muerte, no son recibidas personalmente por los deudos muy inmediatos del difunto, como padres, esposos, etc., los cuales permanecen entre tanto apartados de toda comunicación con la sociedad, y tan sólo rodeados de aquellos de sus parientes con quienes tienen mayor confianza, y de algún íntimo amigo que los haya acompañado en los cuidados y fatigas de la enfermedad. El término expresado puede prorrogarse por algunos días más, según el estado de dolor de las personas.

Tampoco son recibidas personaalmente las visitas de pésame, por los deudos del difunto (...), hasta pasados quince días de la inhumación del cadáver; bien que, de los ocho días en adelante, suelen ya recibir ellos mismos a las personas de mayor confianza. Ambos términos pueden prorrogarse prudencialmente, según las circunstancias especiales que concurran en cada caso.

Del "Manual de Urbanidad y Buenas Maneras para uso de la juventud de ambos sexos" por Manuel Antonio Carreño. Garnier Hnos; Libreros-Editores, París, s/f.        

sábado, 6 de diciembre de 2014

Tintoretto pinta a su hija muerta


Título: Tintoretto pinta a su hija muerta
Autor: Léon Cogniet (1794-1880)
Técnica: Óleo sobre tela
Ubicación: Museo de Bellas Artes de Orléans
Fecha: 1843

El pintor académico francés Léon Cogniet ha retratado a su colega renacentista Tintoretto (1518-1590) pintando a su hija muerta en el acto durante un parto cuando tenía 36 años de edad. Obsérvese el porte hierático y solemne y la mirada trágica del maestro que sobrelleva su dolor con una enorme dignidad y realiza, con esta pintura, su último gran acto de amor hacia su hija. Ésta, por su parte, aparece representada como una Venus dormida, una característica propia de la escuela académica francesa de los siglos XVIII y XIX.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Sentencias de Séneca acerca de la muerte



Morirás: esta no es pena, sino naturaleza del hombre. Morirás: con esta condición entré que había de salir. Morirás: este es derecho de las gentes, volver lo que recibiste. Morirás: esta vida es un romería que se acaba; a eso vine, esto hago, todos los días me llevan al término que la naturaleza me puso cuando nací; ¿de qué me puedo quejar? No soy el primero ni seré el postrero; muchos han ido delante, y todos me seguirán. Pero morirás mozo... por ventura con esa muerte me libraré de algún gran mal, y a lo menos de la vejez.

Perdido he el hermano... loco es el que llora las caídas de los motales. ¿Es esta cosa nueva o maravillosa? ¿Qué casa hay de plebeyo ni de rey, que no tenga sus muertes y sus tristezas? La muerte, el destierro, el llanto, el dolor, no son suplicios, sino censos y tributos de la vida. Gran consuelo es pensar que lo que os ha acontecido a vos, ha acontecido a todos los que han vivido antes de vos, y acontecerá a todos los que después han de venir.

Y por esto ha querido la naturaleza hacer que sea tan común y universal la muerte, para que siendo lo que es más terrible, a todos inevitable, nos consolemos con la igualdad. También será parte de consuelo, el considerar que este tu dolor no aprovecha para ninguna cosa, ni al difunto ni a ti; así no querrás que sea largo y prolijo lo que no puede aprovechar.

Del "Tratado de la Tribulación" del P. Pedro de Ribadeneira; Editorial Mosca Hnos; Montevideo, 1944.