¡Cuántas fuertes impresiones dormidas o muertas tenemos aquí dentro, en nuestro espíritu! ¿Estarán solo dormidas? Acaso sí. Muchas veces despierta alguna en el recuerdo, y se nos aparece nítida y transparente: es la menos esperada, la que no llamamos, quizá la que no deseamos, y que hubiera podido suponerse muerta para siempre, o tan débil, que jamás se la hubiera creído con fuerza suficiente para alzar la losa del tiempo que la cubría. Sobre ella habían caído otras impresiones pesadas como montañas. Y, sin embargo, se levanta de repente; se impone imperiosamente, y nos hiere el alma o nos la llena de melancolía. Viene a veces de lejos; de la niñez, de la primera juventud. ¿Se alzarán alguna vez todas nuestras dormidas sensaciones?
¿Se levantarán algún día a la voz del arcángel que golpee los sepulcros llamando a los huesos: Ossa anda audite verbun domini? ¡Oh! sí. Ese será nuestro juicio. Las notas dormidas en las cuerdas del arpa inmortal, que hoy suelen despertar dispersas y melancólicas, despertarán unidas un día para formar el tremendo acorde de la vida humana; las cuerdas vibrarán con vibración inaudita y eterna, y nuestros oídos oirán y nuestros ojos verán, en un segundo, sonidos y colores de una vida. No han muerto nuestros actos olvidados; existen nuestros recuerdos desvanecidos. Cuando se nos aparece uno de ellos inesperado, es el nuncio de una época muy remota que nos dice claramente que, como él, todos y cada uno de ellos son para nosotros, con solo presentarse, tristeza ó alegría, placer ó amargura, infierno o paraíso.
Y sin embargo, el amable recuerdo de ayer se borra; la fresca impresión se desvanece. Nos es imposible detener el instante feliz que huye, dejar su huella siquiera en el alma que siente, para llamarlo en nuestra ayuda en el momento oportuno. Hay recuerdos viejos que podrían curar heridas nuevas y hasta hacer primaveras en los recuerdos del alma. Pero nuestros recuerdos ya no nos pertenecen; se mueven obedeciendo una voluntad; mas esa voluntad no es la nuestra.
Juan Zorrilla de San Martín
Escrito especialmente para la revista "Atenas" (set. 1913).