La tarde muere en una agonía lenta... El Sol desciende moribundo en un horizonte rojo, como vencido entre un mar de sangre; sus últimos rayos, sin fuerzas ya, colorean los tejados de las cabañas; Después... llega su muerte final.
Las sombras crepusculares invaden las llanuras, retornan a sus nidos; las vacas balan con balidos fúnebres. Después... Silencio de campiña... soledad de desierto... murmullos de aves e insectos en las selvas vírgenes. ¡Salve a ti! ¡oh, Naturaleza!
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Y mientras la soledad y el silencio, invade los campos y los bosques; y los bosques; y la dicha, la felicidad, y el reposo se albergan en los corazones campesinos, allá lejos en la ciudad degradada y corrompida se oye una algazara infernal; es la chusma malsana que se agita, los gusanos comienzan a roer el cáncer de humores pútridos.
¡Sociedad vil y maldita!
Luis Ravagni
Estoy agradecido por la originalidad que aportas a cada artículo. ¡Haces que cada lectura sea única y valiosa!
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras, seguiremos adelante...
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