martes, 30 de abril de 2013

El protocolo de los entierros



Las costumbres de cada país son las que dan la pauta para el ceremonial de un entierro. En ciertos países las invitaciones para los entierros se hacen por los periódicos. Los familiares hacen una invitación y las entidades comerciales u oficiales, con las que el difunto ha estado vinculado, hacen otras tantas invitaciones.

El ataúd es cargado en hombros desde la capilla mortuoria a la carroza por los familiares masculinos o amigos más íntimos, o por personas especialmente contratadas.

Las cintas en número de ocho son llevadas por las personas más caracterizadas oficial o socialmente y son solicitadas por los familiares, o designadas por el protocolo en caso de personajes oficiales. Las cintas se llevan de la capilla mortuoria a la carroza y llegando al cementerio se cambian los portadores de ellas de la carroza al mausoleo o nicho donde se efectuará el entierro.

En la caravana de automóviles que acompaña a la carroza irán en el primer carro las personas más allegadas al difunto que son las que arrastran el duelo acompañadas por el edecán del Presidente de la República, si es que éste se ha hecho representar en el acto.

Si hay discursos, éstos se dirán en el cementerio. Después de los discursos y de los servicios religiosos se efectúa la inhumación de los restos con lo cual termina el ceremonial del entierro.

Los acompañantes deben marchar con paso lento, y con aire de circunspección y recogimiento que armonice con la naturaleza del acto y con la situación de los doloridos; pues es siempre una muestra de civilidad y de cultura, el manifestar en la exterioridad que se participa del dolor de las personas afligidas que se acompañan.

Es, según esto, un acto sobremanera incivil e impropio el conversar durante la marcha, y el ir una persona apoyada en el brazo de otra. En cuanto a fumar en el tránsito, esta es una falta en que pueden incurrir jamás ni las personas que sólo tengan una ligera idea de la buena educación, y de los deberes y prohibiciones que imponen las convenciones sociales.

Los doloridos toman los puestos principales, que son siempre los más próximos al lugar donde se coloca el féretro Respecto de los acompañantes, éstos se colocarán en los demás puestos, según la edad y la categoría de cada cual.

Una vez terminados los oficios religiosos y la inhumación, los acompañantes se retiran sin despedirse, haciendo sólo una cortesía a los doloridos aquellos que los encuentren a su salida.(1)

(1) Apoyados en opiniones muy respetables, desaprobamos la costumbre, sobremanera molesta y fastidiosa de que los acompañantes, que muchas veces son centenares de personas, den la mano en este acto a los doloridos.

Del "Manual de urbanidad y buenas costumbres" de Manuel Antonio Carreño; Editorial América; Caracas, 1985.

sábado, 27 de abril de 2013

Anatomía de un sátiro



Poca cosa hemos podido averiguar acerca de esta curiosa fotografía. Parece tratarse de una de esas imágenes que ilustraban los viejos manuales de anatomía patológica fines del siglo XX o principios del XX. Vemos a un hombre aquejado de una malformación congénita, un apéndice que se asemeja a una cola de animal. Tengo entendido que hay registrados varios casos como ese en la literatura médica. El parecido con un sátiro o un demonio es innegable.

jueves, 25 de abril de 2013

La vida contra la muerte



Título: Der Arztz
Autor: Ivo Saliger (1894-1987)

En esta obra simbólica y emocionalmente poderosa, el pintor austríaco Ivo Saliger, muestra con gran dramatismo la lucha de la vida contra la muerte.  La muerte aparece representada por un esqueleto que se aferra al cuerpo desnudo de la mujer que busca llevarse pero se enfrenta al médico cirujano que la abraza y se opone con firmeza a los deseos de la muerte. Les invito a conocer más acerca de la obra de este autor, aquí.

sábado, 20 de abril de 2013

Fallecimiento de un socio


 
Muy señor nuestro:

Con el más vivo sentimiento cumplimos con el deber de participar a Ud. el fallecimiento de nuestro socio Sr. José Ledesma, ocurrido en Córdoba el 12 del corriente mes. Este triste acontecimiento no motivará cambio alguno en la razón social de nuestra casa de comercio, que seguirá bajo el rubro de

G. SÁNCHEZ Y Cía.

Hemos decidido tomar un nuevo socio, el señor Carlos Vargas, muy conocido en el comercio de juguetería, el cual, además de su larga experiencia, aportará un gran aumento de capital al negocio. El socio, Sr. Guillermo Sánchez, tendrá, como hasta ahora, la dirección general de la casa, y esperamos que, conociendo Ud. la puntualidad y regularidad que constantemente han presidido nuestras operaciones, continuará honrándonos con su confianza. Por nuestra parte, le aseguramos que continuaremos cuidando sus intereses lo mejor que nos sea posible.

Con gusto aprovechamos esta ocasión para expresarle nuestro agradecimiento por las atenciones que siempre ha tenido con nosotros, y nos reiteramos de Ud.

Attos. Ss. Ss.

G. SÁNCHEZ & Cía.

GS/TO.

De "El Corresponsal Moderno: para el comercio, banca e industria" por J. M. Jan y R. Ollua; editado por las Academias Pitman, Buenos Aires, s/f.

domingo, 14 de abril de 2013

El asesinato de la reina Goswintha



Título: El asesinato de la reina Gostwintha
Autor: Eugene René Philastre
Escuela: Romanticismo
Técnica: Óleo sobre tela
Año: 1846

El pincel de Philastre ha captado con gran dramatismo y belleza plástica un hecho legendario, como lo es el presunto asesinato de la reina visigoda toledana Gostwintha, ocurrido hacia el año 589. Lo cierto es que este hecho no ha podido ser confirmado por los historiadores. Solo se sabe que Gostwintha se negó a convertirse al arrianismo y conspiró para derrocar a su esposo, el rey Leovigildo. También se sabe que la conspiración fue descubierta y a partir de ese momento Gostwintha desaparece de la historia. Esto ha llevado a pensar que fue asesinada, aunque no hay pruebas definitivas de ello.

jueves, 11 de abril de 2013

Post Mortem LXXV



Esta interesante carte de visite nos muestra a un chico adolescente fallecido en una inisual posición sentado. Su aspecto es sereno, con los ojos cerrados, como si estuviera adormecido. Al pie de la fotografía se puede leer el nombre del fotógrafo y el lugar donde estaba su estudio: G.W. Barnes of Rockford, Illinois. Parece haber sido tomada hacia 1890.

sábado, 6 de abril de 2013

Los que no quisieron vivir XIII: Juan Pedro Ramos



En octubre de 1954, cuando apenas pasaba los cuarenta años, se quitó la vida Juan Pedro Ramos. Era hijo del gran escritor del mismo nombre. Creo que había publicado un libro de poesías y algunas páginas sueltas. Dedicóse un tiempo a los títeres. Se esperaba mucho de sus capacidades literarias y artísticas. Entiendo que lo empujaron a la muerte ciertos disgustos de carácter sentimental.

De "Entre la Novela y la Historia" de Manuel Gálvez; Editorial Hachette, Buenos Aires, 1962.