lunes, 30 de diciembre de 2019

Comprobación de la muerte


Si a la llegada del hospital o consultorio se comprueba el fallecimiento, se registrará de la manera usual, y cualquier dato referente al accidentem, causa de la muerte, etc. , se asentará en el informe o acta. El médico que atienda el caso deberá asegurarse de la total falta de vida. Las pruebas usuales para comprobar la muerte son las siguientes:

I - Rigidez cadavérica. Accesoriamente lividez.
II - Ausencia del latido cardíaco comprobada mediante el estetoscopio.
III - Ausencia del pulso arterial, por la palpación.
IV - Ausencia de ruidos respiratorios, por el estetoscopio.
V - Falta de empañamiento en un espejo sostenido sobre la cara.
VI - Ausencia del reflejo corneal.
VII - Ausencia de respuesta al estímulo doloroso.
VIII - Línea horizontal en el trazado electrocardiográfico.
IX - Ausencia de presión sanguínea, comprobada mediante el uso del esfigmomanómetro. Esta prueba es sólo confirmatoria de la muerte, pero no de validez concluyente.

Si alguna duda hay sobre la posibilidad de vida se tomarán medidas inmediatamente, incluyendo respiración artificial por métodos mecánicos o manuales, estimulación cardíaca, respiratoria y terapéutica antishock. En ausencia de actividad cardíaca, pero sospechándose signos de respiración, se ensayará masaje manual cardíaco, siempre que se cuente con los medios necesarios y el médico conozca la técnica.

En casos dudosos, el paciente será observado a intervalos frecuentes, y todo hallazgo o condición será anotado en detalle, hasta que no haya absolutamente ninguna duda de que la vida está ausente. El informe deberá incluir datos referentes a evidencia externa de lesión o traumatismo, hora en que tuvo lugar el fallecimiento y opinión del médico sobre la causa del mismo.

De "Medicina de Urgencia, tratamiento y conducta" por el Dr. Thos Flint. Librería Editorial "El Ateneo". Buenos Aires, 1955.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Muerte y sepultura



Pregunta:

La sepultura y la muerte, 
Que me explicáseis quisiera...

Respuesta:

El sepulcro es el descanso
De los dolores y penas
De la vida y sus pesares
Concluyen en el seno de ella.
Pasemos ahora a la muerte.
La muerte que aun es primera
Es la mudanza o pasaje
De un instante y tan ligera
Que al hombre débil y flaco
Es solo a quien amedrenta
Es un deseable reposo
Para aquel a quien preserva
Del oprobio, la ignominia
O de la odiosa cadena
De la "Esclavitud" y es triunfo
Para todo el que con ella
A la humanidad se hace útil
Por su elevada grandeza.

Del "Catecismo patriótico, tratado moral escrito en verso", por Juan Ramón Muñoz. Imprenta Oriental. Montevideo, 1837.

martes, 24 de diciembre de 2019

R.I.P.: Sobre la tumba de José A. Mirabal


La tierra... he ahí el término final de nuestra peregrinación por este mundo. La tierra... ese elemento cuyo seno está siempre abierto para absorver en un cadáver, la pompa, el fausto, el necio orgullo y las aspiraciones de los poderosos confundiéndolos con los restos de los harapientos y necesitados. Solo hay más allá, castigo o premio.

La tierra... recibió el domingo anterior los despojos mortales de José Antonio Mirabal, nuestro amigo... nuestro hermano. Con su muerte desapareció de entre nosotros el patriota de la independencia; el padre amoroso, el hermano en caridad, el amigo sincero.

El Dios de los buenos necesitaba de un alma más para su cortejo celestial y escogió la suya. Hízose su voluntad divina y todo se humilla ante ella. Adiós, amigo: a Dios, hermano Mirabal: a Dios!!

Del "Semanario Uruguayo" N° 2, Montevideo, 12-VIII-1860.

domingo, 22 de diciembre de 2019

Esperamos que ya se encuentre en el cielo...


 GERMÁN TABARÉ GARCÍA

31 de mayo de 1954

Ex alumno del Colegio San José de Peñarol, y alumno de 4° año en el Colegio San Juan Bautista de Sayago, Montevideo. Fue durante su vida: buen hijo, buen alumno y buen compañero. María Auxiliadora lo llamó a sí el último día de su mes, en la octava de su fiesta. Puntual en el cumplimiento de sus deberes de cristiano y de alumno, se distinguió entre sus compañeros por su buen comportamiento. Esperamos que ya se encuentre en el cielo. Con todo, no dejamos de rezar por el descanso de tu alma.

De la revista cristiana "Las Compañías" N° 179, Montevideo, julio 1954.

sábado, 31 de agosto de 2019

Suicidas del Támesis


En Londres del siglo XIX eran muy frecuentes los suicidios de mujeres jóvenes y pobres que se arrojaban a las aguas del Támesis para escapar de la vida miserable, la marginación y la condena social de los barrios obreros londinenses. La sociedad victoriana estigmatizaba a los pobres por su  les culpabilizaba de todos los males sociales. También criminalizaba a las madres solteras y a los menores y a los suicidas se les consideraba cobardes y no se sentía ninguna empatía por su estado de desesperación. Hay cosas que poco han cambiado con el tiempo.

Imagen: Literary London Society.

jueves, 11 de julio de 2019

El asesinato del Gral. Flores

Autor: Juan Manuel Blanes
Título: El asesinato del Gral. Venancio Flores
Técnica: Óleo sobre tela

El difunto General Venancio Flores fue atacado después de haber salido de su casa en compañía de D. Alberto Flangini, D. Antonio M. Marques y D. Amadeo Errecart. Los agresores detuvieron el coche en la calle del Rincón matando un caballo y el cochero. El general descendió entonces del vehículo exclamando: No asesinen a un inocente, ¡tiren sobre mí! Aquí estoy. Dichas estas palabras recibió la primera puñalada hasta nueve, mientras procuraba defenderse ligeramente con el bastón. También se dispararon algunos tiros sobre las indefensas personas que acompañaban al ex-Gobernador Provisorio, siendo herido de un balazo el señor Flangini en el brazo. D. Amadeo Errecart recibió un balazo en el cuello y otro en la cabeza debiendo consignar el valor y sangre fría con que sufrió el ataque. Al señor Marques se le asestó una puñalada que no le produjo efecto alguno sino en la ropa gracias a la fuga de los asesinos con motivo de la aparición de algunos hombres armados. La desaparición era lógica. Jamás el que ataca a un hombre indefenso tiene valor suficiente para arrostrar el peligro cara a cara de quien puede resistirle.

De "El Progreso" de Montevideo. N° 10, 20-II-1868.

sábado, 29 de junio de 2019

Muerte repentina


Ayer en un conventillo situado en la calle del Cerro, esquina Buenos Aires, cayó repentinamente muerto un individuo que vivía en él. Es tal el temor que tiene la gente a las medidas que, a pesar de que la muerte se parecía tanto a la fiebre amarilla como un huevo a una castaña, todos los inquilinos del conventillo liaron petates y se fueron con la música a otra parte, huyendo a las guardias, encierros, desalojos y todo ese cortejo de medidas fúnebres que acompañan a la fiebre amarilla, como si ella solita no fuese más que suficiente para asustar al pueblo. Hemos llegado a una época tal de julepes y preocupaciones, que ya nadie habla de mas enfermedad que la fiebre. 

Las otras dolencias no llaman la atención, como si no existiesen, como si no matasen. Cuando se enferma un individuo, el diagnóstico siempre es el mismo: fiebre amarilla. Hemos de oír todavía que un hombre que muere de una puñalada, muere de fiebre amarilla, porque el asesino había estado en el foco y había usado el cuchillo en el barrio infestado, dejándolo contaminarse con el aire envenenado que por allí se respira. Indudablemente, la fiebre amarilla es la enfermedad de moda. Aunque me tachen de atrasado, prefiero andar a la antigua.

Jabón

De "La Democracia" N° 247. Montevideo, 1 de abril de 1873.

sábado, 1 de junio de 2019

Ritos funerales

Título: Doña Juana la Loca
Autor: Francisco Pradilla
Técnica: Óleo sobre lienzo
Año: 1877

Los ritos más antiguos recordados en la historia de las naciones son los practicados con los difuntos. Las exequias, las ceremonias, el lugar o el modo han sido diferentes entre los antiguos y los modernos, entre las naciones civilizadas y entre las tribus salvajes. Muchos suponen que el único fin de destruir o depositar los cadáveres ha sido, en todos tiempos, el librar a los vivos de los miasmas ofensivos y peligrosos de los muertos, pero nosotros hallamos en esto otra razón más noble. El padre que pierde al heredero de su nombre, de sus títulos y de sus bienes; la madre que llora la muerte de su único hijo; la viuda que por un accidente fatal queda privada de su protector, compañero y único consuelo en el mundo, no se aceleran a remover los restos de sus amados objetos por temor de contagio, sino los depostian en paraje seguro donde puedan ir a llorar sobre su sepultura, o a contemplar silenciosos el sepulcro donde yacen.

La reina Doña Juana, madre del poderoso Carlos V, no permitió jamás sepultar a su marido, Felipe I, más le mantuvo en su aposento y le hacía llevar junto a ella en todos sus viajes. Es verdad, que fue declarada loca por esta circunstancia, pero ella, aunque sumamente excéntrica, prueba que el afecto por los finados, es muy superior al disgusto que puede causar la cercanía de sus cadáveres o al peligro de infección. Pero sin tratar de las personas, y solamente del lugar, hallaremos que los cementerios no han sido jamás considerados como un lugar de podredumbre animal, sino como la ciudad de sus antepesados y que se consideraban obligados a respetar y defender como a su propia patria.

De "El Instructor o Repertorio de historia, bellas letras y artes". Madrid, 11/1834, n.º 11

domingo, 19 de mayo de 2019

Un drama en Boston


Molken, el verdugo de Boston, se ha suicidado, y he aquí porqué: Hace cuatro meses se encontró asesinada en su cama a una joven amazona del circo de Rudy Bolsk. John Jurret, amante de la víctima, fue juzgado y condenado a muerte el 2 de noviembre, por creérsele autor de crímen. Desde ese día se vió a Molken más triste y sombrío que de costumbre, y desapareció de las tabernas; pasaba los días encerrado con un cuervo que había críado. La víspera de la ejecución, el sheriff le previno que estuviese preparado. Al día siguiente no apareció, y al ir a buscarle a su casa, fue hallado colgado en la horca que había levantado en su huerto. El cuervo se había comido los ojos, las narices y la mejilla derecha de su amo. En el pecho tenía Molken un cartel con estas palabras: "Jurret es inocente. Yo soy el único culpable y espío mi crímen. Lego mi casa a Jurret y deseo que el dinero que se me debe se le entregue a él." Jurret fue puesto en libertad. 

De "El Mercantil del Plata", N° 14. Montevideo, 18 abr. 1868.

miércoles, 1 de mayo de 2019

Ahogados en la Aguada


- Un cabrión nos da las siguientes noticias: Fue hallado en la costa al norte, el cadáver de un inglés. Se supone que se ahogó y que una herida la que tenía en la cabeza fue ocasionada por algún golpe contra las piedras. - Una morena que se retiraba de la Aguda el lunes a la noche cayó en una cantera llena de agua y pereció ahogada. La infeliz venía en compañía de otras dos, que en vez de prestarle socorro huyeron despavoridas. - Una niñita que paseaba con sus padres por la Aguada, cayó a un pozo y se ahogó. Cuando se notó su falta era ya cadáver. Hoy la crónica es bastante fúnebre. ¡Ojalá nunca suceda lo mismo!

De "La Prensa Oriental", Año III, N° 731. Montevideo, 12-IX-1861.                 

domingo, 14 de abril de 2019

"La Noche" de Mario Korbel


En esta poética escultura alegórica, el celebrado escultor académico Mario Korbel (Bohemia, 1882-1954) ha logrado darle al manto de la figura ese áureo torno que los antiguos solían emplear en semejantes casos. 

sábado, 16 de febrero de 2019

Las muertes del Coronel Sandes


Partes telegráficos satíricos del periódico uruguayo Zapirón! N" 2  del 15 de junio 1862 donde se ironiza acerca de la muerte del sanguinario Cnel. Ambrosio Sandes.


NOTA: Ambrosio Sandes (1815-1863) murió a los 43 años, herido en Mendoza, y es considerado el más sanguinario de los oficiales del ejército argentino. Sus soldados le temían porque era muy cruel con los enemigos y también con sus subordinados. Su cuerpo robusto estaba lleno de cicatrices que mostraban su valor y su indiferencia por el dolor, que contribuía a su crueldad. Sarmiento entre otras cosas ha dicho de Sandes: “Pródigo en la sangre, no había de mostrarse económico de la ajena, y su odio y desprecio por el gaucho, de que él era un tipo elevado, le hacía, como es la idea del montonero argentino, propender al exterminio.” Según Norberto Galasso durante el gobierno de Bartolomé Mitre, en nuestro país murieron 60.000 argentinos en manos del Ejército Porteño.

viernes, 15 de febrero de 2019

Hacia el cielo

Pablo Lestián, el 28 de mayo, a los 9 años

Pablito, fue llamado y hallado digno pa­ra ir a formar parte del séquito celeste del Amigo de los niños, del Cordero inmacu­lado, Cristo Jesús. Hacía tres meses, apenas, que seguía  los cursos  de  la  clase 2da (Curso Comercial), destacándose entre sus condiscípulos por su carácter tesonero algo reconcentrado, pero de una sensibilidad exquisita. Amable, siempre sonriente, veíasele atravesar retozón los patios rebosando sa­lud y vida: entrar en la Capilla y hacer sus visitas al Santísimo, como buen Cruzado que era. Robusto en lo físico, sorprendió a todos su deceso casi repentino, la víspera, preci­samente, en que debía  recibir a Jesús por primera vez en  su  corazoncito  que cuida­dosamente preparaba para ese gran acto. Jesús tenía otros designios y en vez de darse a Pablito encubierto bajo los velos del Sacramento, llevóle a su celeste mora­da para inundarle de la eterna felicidad. En pocas palabras podemos sintetizar el recuerdo que ha dejado entre sus condis­cípulos en el corto espacio de tiempo que fué nuestro alumno. "Fé" en sus prácticas religiosas. "Constancia y laboriosidad" en clase."Buen humor, amabilidad y respeto" pa­ra con los Superiores y compañeros. Al mezclar nuestras lágrimas con los so­llozos de sus afligidos y resignados pa­dres, sometámonos todos a la voluntad de Dios siempre próvido con los hombres aun cuando nos hiere en lo más hondo de nuestros  afectos.

Abel Rodríguez, el 28 de octubre, a los 8 años

Al recuerdo de Abel Rodríguez acudi­rán sus condiscípulos en busca de las vir­tudes que le vieron practicar. Si bien es cierto que tuvo dificultades en el cumplimiento de las tareas escritas, no deja de ser un modelo en su conducta. Fué piadoso, puro y humilde de cora­zón: sincero en las relaciones con sus com­pañeros y superiores: tímido en los prime­ros momentos, se hacia querer por su espontaneidad, su apresuramiento en ser ob­sequioso, prestando pequeños servicios, que los que hemos conocido y tratado enla  intimidad, sabemos que eran actos de caridad con que nuestro querido  Cruzado embellecía su alma cada día más hermosa. Esta hermosura se revelaba  diariamen­te por  actos  sencillos (y no son los menos las reprensiones y castigos  que  recibió por las  dificultades arriba mencionadas) reali­zados empero por una exquisita delicade­za (nos consta), por su radiante  y pecuiar sonrisa, que hasta en medio de las lá­grimas "nada tenía de terreno". Pintábase la misma inocencia en su dul­ce mirar siempre franco, irradiando eflu­vios cautivadores: su rostro sereno, animado constantemente  por  expansiva  sonrisa, traían a la memoria al Angel pintado por Dante en su "Divina  Comedia": "A  noi venía la creatura bella. Bianco vestita, é nella faccia quale. Par tremolando mattutina stella".

Su corazoncito había recibido por prime­ra vez la visita de Jesús el 29 de mayo del presente año y desde aquel dichoso día alimentábase con la carne sacrosanta del Cordero, con el pan que engendra vírge­nes y que es gérmen de inmortalidad. “¿Por qué existe la sombria realidad de la muerte para ciertos seres superiores? ¿Por qué su pasaje de esta a la otra vida no se efectúa por medio de las delicias  del Tabor? ¿Por qué ha de partir de este mun­do, pasando por el crisol del dolor, el alma inocente  alimentada con el Pan de los Ángeles y santificada por el contacto  divi­no de la carne sacrosanta de Jesús? Acaso a los purísimos ojos de Dios cons­tituye una mancha el haber cruzado este mezquino planeta, y una expiación antici­pada sea un acto misericordioso de su di­vina bondad. Así ha de ser. El alma de Abel, purificada del polvo de las pequeñas imperfecciones inherentes a la humana naturaleza, por las espinas del dolor con que la enfermedad le brindara, goza ya de la eterna bienandanza. Esperando reunimos pronto con él, imi­temos sus sencillas virtudes, recordando su simpática fisonomía, que nos ofrece ca­racterísticos  relieves de cristiana hermo­sura. Al inclinarnos reverentes ante la tumba prematuramente abierta donde descansan los despojos mortales que animó el alma pura de nuestro querido Abel,  presentamos nuestras más sentidas condolencias a sus buenos y afligidos padres, si bien lloramos la separación del niño tiernamente amado, es nuestra persuación que Abel  nos espera en el Cielo.— (Colegio  S.  Familia  -  Agua­da).

De "La Cruzada". Año XII, Nº 1. Montevideo, 15-ene-1931.                                                  

domingo, 10 de febrero de 2019

Necrológica: Emilio Urtizberea (1921)

Don Emilio Urtizberea

Don Emilo Urtizberea, cuyo fallecimiento, ocurrido recientemente ha sido muy lamentado en Salto donde el extinto actuó durante muchos años quedando vinculado a esta localidad por lazos íntimos y afectos muy hondos que supo conquistar con sus singulares dotes personales, como así por su actuación ilustrada y simpática.

De "Mundo Salteño". Año I; N° 2. Salto, 9 de noviembre de 1921.

sábado, 26 de enero de 2019

Sacrificio de viudas en India sobre la pira funeral de sus maridos

Preparación para quemar una viuda indiana.

Muchos ejemplos de la más cruel barbarie hallamos en la historia de las naciones de la Tierra. Castigos sangrientos, cuya descripción hace estremecer la naturaleza, han sido practicados en casi todos los países hasta estos últimos tiempos; los prisioneros de guerra eran antiguamente pasados a cuchillo como parte de la disciplina militar, y pueblos enteros eran aniquilados para establecer una colonia en su lugar. Sin embargo, estos actos de inhumanidad eran ejecutados bajo el mal entendido derecho de conquista, ó el absurdo pretexto de venganza; pero destruir naciones enteras por orden de Dios cuyo atributo principal es la bondad, o sacrificar criaturas formadas a la imagen de un dios  de misericordia para complacerle, es una impiedad el imaginarlo, una blasfemia decirlo, y un insulto a la divinidad el ejecutarlo. Los druidas, sacerdotes antiguos de Inglaterra, sacrificaban hombres para adivinar la voluntad de sus dios Beal, por medio de las agonía de las víctimas; y los mejicanos abrían el pecho a millares de hombres inocentes para complacer a sus dioses, ofreciéndoles el humo de  los corazones todavía palpitantes; siendo una circunstancia, para mayor vergüenza del género humano, que estos sacrificios infernales fueron intentados, practicados y defendidos por los sacerdotes. Esta horrenda inhumanidad de aplacar la ira de unos dioses despiadados con sangre humana, horrible como como es, no iguala a la práctica horrorosa de aconsejar, y aún compeler a inmolarse, en las llamas de una pira devoradora, las infelices mujeres de los indios que fallecen, o a lo menos, las circunstancias son todavía más repugnantes. 

Los bramas, cuya fingida humanidad no les permite comer carne de animal alguno, por razón de haber tenido vida, son los mismos que han inventado y mantenido el sacrificio de sus mujeres para el mayor honor de sus exequias. Apenas muere un rajá, título de nobleza en la India, cuando todas sus mujeres son requeridas a ofrecerse en sacrificio, para mezclar sus cenizas con las de un marido, detestado probablemente por muchas de ellas, y asegurar una bienaventuranza, a su lado, en otro mundo. Los parientes de las viudas, imbuídos en este fanatismo, y ambiciosos de contar, cada uno en su familia, una soti (mujer que se quema sobre el cadáver de su marido) fatigan a las infelices mujeres con sus exhortaciones, o les dan entender su deseo, hasta que en un momento de frenesí se ofrecen al sacrificio, el cual, una vez pedido por ellas, no les deja arbitrio para retraerse, porque infaliblemente han de perecer en las llamas. Este horrible sistema de inmolación voluntaria ha sido abolido en gran parte por todo el país sometido ahora al gobierno de la Compañia Inglesa de la India, pero continúa en los estados independiantes. En un periódico intitulado "Almacén Oriental" se halla la relación do varias sotis sacrificadas últimamente. 

DOCE MUJERES QUEMADAS EN UNA MISMA PIRA

"Hace poco que murió un brama principal en Chinakuli. Había tenido veinte y cinco mujeres, de las cuáles solo doce le sobrevivieron, y todas doce se quemaronen su pira funeral, dejando treinta niños para deplorar los efectos fatales de un sistema tan horrendo." 

QUINCE MUJERES QUEMADAS

"Mooktua-ramu, un rajá de Oola, cerca de Shantee-poorn, murió, y trece mujeres se quemaron sobre su cadáver. Una pran cantidad de brea, echada previamente sobre la pira, la hacía arder con gran voracidad. Duraute este tiempo otra viuda del rajá estaba junto a la pira pero sin intención de sacrificarse; y otra mujer del indio que había estado ausente, se presentó resuelta a quemarse, pero mientras repetía las fórmulas acostumbradas antes de arrojarse al fuego, se arrepintió y quiso huir, lo cual visto por su hijo, que estaba cerca, la empujó iiacia la pira, y agarrándose la infeliz de la otra viuda que estaba junto, cayeron las dos y quedaron abrasadas en pocos momentos."  

TREINTA Y SIETE MUJERES QUEMADAS VIVAS CON EL CADÁVER DE SU MARIDO

" Ununtu-ramu, un brama mtiy principal de Bagna-para, junto á Nudeeya, tenía más de cien mujeres. A su muerte se hizo una pira muy espaciosa donde fue puesto su cadáver, y se mantuvo encendida la hoguera por tres días y tres noches. Al principio del fuego, solo tres de sus mujeres se quemaron; en el segundo día, quince se arrojaron á las llamas; y en el tercer dia diez y nueve más. A medida que estas engañadas víctimas llegaban se iban repitiendo las ceremonias, y concluída la fórmula pronunciada por cada una, se arrojaba al instante a la hoguera. Entre estas mujeres había algunas de cuarenta años, y otras que no tenían mas de diez y seis. Las tres que se quemaron en el primer dia habían vivido con el rajá, pero las otras rara vez le habían hablado y aún visto."

Sería inútil traer aquí otros ejemplos de esta práctica abominable, por lo que solo mencionaremos un caso para explicación del grabado que acompaña este artículo, como se halla en el ANUAL ORIENTAL:

"Antes de partir de este distrito, tuvimos la oportunidad de presenciar una soti, causada por la infatuación mas deplorable que jamas cegó a una criatura racional. La viuda era joven y bien parecida; de buena figura, aunque algo gruesa, y su complexión como la de una italiana. No tuvimos dificultad en acercarnos a la pira, cuanto era necesario, para observar con distinción cuanto pasaba en aquella trágica escena. Esta infeliz mujer tenía tina criatura de pocos meses de edad, y cuando volvía los ojos á ella, la miraba con una especie de indiferencia, como absorta en el ejercicio de un deber superior a toda consideración humana. Su semblante, en medio de ta horrorosa preparación que hacían a su vista, tenía una expresión de tranquilidad sublime, y nos hacía admirar la resolución enérgica de que estaba poseída. Un intervalo considerable pasó antes que todo estuviera preparado para el sacrificio, y durante este tiempo, hubo claramente una mudanza considerable en sus sensacioncs. Una confusión y agitación nerviosa manifestaban evidentemente sus negros ojos eu sus miradas desatinadas. Sus sentidos habían estado sumergidos, al parecer, en el olvido, o aletargados por medio de alguna fuerte opiata, bebida muy frecuentemente usada, por su eficacia fatal, para desarmar en estas melancólicas ocasiones, los terrores de una muerte prematura y cruel, fue la feroz santidad de la superstición indiana exije, o a lo menos recomienda como holocausto loable en estas infelices mujeres. Sus acciones, más tranquilas ahora, denotaban que su mente reflexionaba los efectos funestos que iba a producir su fatal resolución, y parecía luchar contra la naturaleza para superar los horrores que la iban debilitando.

Concluida la preparación, distribuyó entre las amigas que le acompañaban los varios adornos y joyas que se había puesto en la ocasión, en un modo tan distraído, que parecía estar ajena a lo que hacia; pero oyendo repentinamente el grito de su hijo, todos los sentimientos maternos asaltaron su corazón; se acercó a la criada que le tenía y le arrebató de sus brazos, le estrechó a su pecho y dándole besos apasionados le llenaba de lágrimas. Loa circunstantes no podían dejar de percibir, que esta mujer, a pesar de la firmeza y magnanimidad que había mostrado hasta ahora, iba rindiéndose a la idea de su fin trágico, pero los supersticiosos indios son insensibles en estas ocasiones. El fainático brama que oficiaba como sacerdote en la ocasión, viendo que urgía la hora para la consumación del holocausto detestable, mandó retirar a todos los parientes y amigas que la acompañaban, mientras que otro mtuistro inferior arrebató el infante de los brazos de la madre, y el espacio alrededor de la pira quedó despejado, con solo la víctima y sus sagrados verdugos. La infeliz se postró de rodillas, levantó los ojos al cielo, y extendió los brazos en amargo trasportamiento. 

Dos bramas se llegaron para levantarla de su posición reclinada, y conducirla a la pira, pero horrorizada su mente en este último trance, luchó resistiendo la fuerza unida de aquellos dos ministros del infernal altar de la superstición; lo cual visto por otros sacerdotes no menos crueles, acudieron a su ayuda, y entre todos la Ilevaron en volandas hasta ponerla en el centro del montón de combustible, (quedando al parecer exhausta de fuerzas con los esfuerzos que había hecho para librarse; y para sofocar sus gritos, de modo que no fuesen oídos por el concurso, un horrísono estruendo de tambores, trompetas, y pailas de cobre, mezclado con las aclamaciones de millares de fanáticos enfurecidos, fue continuado durante la horrible escena del sacrificio. Sentada al fin la infeliz mujer sobre la pira, le pusieron sobre el regazo la cabeza de su marido; los bramas que atendían se retiraron a la parte opuesta a la víctima, quedándose el sacerdote que oficiaba mas inmediato, para recitar la última fórmula; conduída la cual, reventó el fuego casi repentinamente de la parte mas baja, y levantándose un volcán de llamas, causado por la paja preparada que rellenaba los espacios entre los palos, quedó pronto la infeliz viuda abrasada en la fatal hoguera."

De "El Instructor" N° 5. Madrid, mayo de 1834.                                           

viernes, 25 de enero de 2019

Necrópolis campera


En medio del campo, en estancias sin cementerios, la población rural a menudo exponía los ataúdes al aire libre hasta que los cuerpos quedaban totalmente desecados y colocaba luego los restos en una urna que a veces permanecía años en la casa hasta que apareciera la oportunidad de conducirla al camposanto. Así describieron los hechos el escocés D. Christison que visitó Durazno en 1867 y el pastor J. H. Murray, quien viviera en las estancias de Colonia entre 1868 y 1870. El historiador regional Carlos Seijo rescató en 1929 una fotografía en uno de esos cementerios rurales con los cadáveres expuestos en los ataúdes abiertos entre las piedras y "dos talas seculares" sobre una elevación del terreno en la estancia "La Carolina", departamento de Durazno. "Al llegar los días de ánimas -acota- era cuando acudían los deudos llevando una vela que, sujetándola entre las piedras, dejaban encendida".*

Así como en los ranchos pobres, cerca del dormitorio, a veces "reposaban" los huesos de los padres de sus habitantes "en urnas apiladas en una altura de seis pies", en las estancias ricas era costumbre que cuando llegaba un carpintero se aprovechara la oportunidad para encargarle algunos ataúdes "en el caso de que pudieran necesitarse, y se mandaban hacer de diversas medidas", los que también quedaban esperando...

La familiaridad con los cadáveres y ataúdes podía transformarse, en casos extremos, en auténtica necrofilia. Así, allá por 1840, el ex-secretario de Artigas, Miguel Barreiro, tanía en su dormitorio, al lado de la cama y sobre una mesa, una urna con los huesos de madre, y a fines del siglo XIX, un estanciero de Florida cuya señora hacía poco que había fallecido, frente al sillón en que dormía la siesta había hecho construir con cajones vacíos, un catafalco todo revestido de paño de merino negro, rodeado por candelabros altos con velas encendidas. Estas persoanlidades excéntricas expresaron así sus patologías porque vivían en el marco de aquella sensibilidad, por lo que llevaron al extremo lo que observaban todos los días: la convivencia de los vivos con los restos de los muertos.

* La exposición del cadáver a cielo abierto se practicaba entre los indígenas "inferiores" de América del Sur y los esquimales, hallándose también difundida en Indonesia, Australia y otras regiones de América.

De "Historia de la sensibilidad en el Uruguay" por José Pedro Barrán. Ediciones de la Banda Oriental. Montevideo, 2017.

martes, 22 de enero de 2019

Día de Difuntos: 2 de noviembre de 1919

A continuación, algunas fotografías de los cementerios montevideanos en ocasión de la celebración del "Día de los Difuntos" del 2 de  noviembre de 1919.


El rezo ingenuo de los "morituri" a la memoria de los que se fueron.


Engalanando el panteón en vísperas del gran día.


Vista parcial del Buceo, uno de los cementerios más pintorescos del mundo.


Preparando el nicho para recibir la visita de las familias.


Simpática ceremonia conmemorativa en la tumba del estudiante Bertone.


Homenaje estudiantil a profesor Piaggio, conmemorando el aniversario de su muerte.

De "Mundo Uruguayo", año I, N° 44, 6 de noviembre de 1919.

miércoles, 9 de enero de 2019

Suceso desgraciado


Nuestros pacíficos habitantes se vieron en la mañana del martes dolorosamente impresionados por una horrible desgracia que acababa de suceder a tres leguas de esta población. La triste nueva de haber perecido ahogados cinco individuos al atravesar una diligencia el paso de Bentos, corría de casa en casa con la rápidez del rayo, y la ansiedad por saber los detalles de tan luctuoso acontecimiento era grandísima. Los que conocen el sitio en que decían había sucedido el siniestro, no podían darse cuenta de lhecho, y abrigaban la consoladora esperanza de que no llegara a tener las proporciones que se le daban, pero ¡oh fatalidad...! a las pocas horas todos adquirimos la triste conviccíon de que era verdad cuanto se refería. El mayoral Patrocinio Fernandez, el cuar-teador de la diligencia y tres pasajeros que en ella iban ya no existían, todos habían perecido ahogados, salvándose únicamente el menor Barrios que fué el que llevó la noticia a San Carlos. Inútiles serían ya todos cuantos comentarios quisiéramos hacer para explicar el trágico fin de esos cinco desgraciados hombres que han pagado con su vida, que han perecido quizá por haberles faltado lo que mas necesita el hombre en los momentos de peligro, pero que no está en su mano poseer; la calma y serenidad: ¡quien sabe lo que a nosotros sucedería si nos viésemos en igual trance. Esta dolorosa lección, sin embargo, podrá servir de escarmiento y ejemplo para aquellos que impremeditadamente y sin ver el peligro que corren, se arrojan  aatravesar los arroyos; pero no basta sólo eso para evitar que en adelante ocurran otras desgracias análogas.

Es necesario  que desaparezcan los peligros, es necesario que la prensa de campaña, sobretodo, clame y clame sin cesar ,porque se arreglen cuando menos los pasos de los arroyos y cañadas, estableciendo alcantarillas, puentes  y calzadas. Revela un atraso, vergonzoso para el país, el aspecto deplorable que ofrecen al viajero nuestras vías de comunicación, y cuando se considera que una simple alcantarilla de tres o cuatro metros de altura hubiera bastado para editar la catástrofe ocurrida en el paso de Rentos, no puede menos de sublevarse el ánimo, arrojando la mayor parte de la culpabilidad a la incuria en este siniestro y abandono en que se tiene a nuestra campaña. Los grandes naufragios, las explosiones de máquinas, los incendios  de teatros, los hundimientos de minas, los descarrilamientos y otra multitud de sucesos aterradores que a cada momento ocurren en el mundo, llevando la desolación y el luto a millares de familias, en medio de lespanto que tales acontecimientos producen, dejan entreveer algo (de la asombrosa civilización y progreso del siglo  en que vivimos, pero  el hecho de ser arrebatada una diligencia por la corriente de un pequeño arroyo no revela mas que un atraso grandísimo y vergonzoso como decimos ,para el país en que tal cosa sucede. Si para poner un ferro-carril en explotación los Gobiernos exigen que tenga todas las garantías de seguridad ¿por qué se ha de consentir que las diligencias circulen por donde no hay caminos ni puentes? Bien merece, pues, llamar la atención de la prensa hacia este asunto, y desearíamos que los diarios de la Capital tomasen pié de él para insistir, agregando nuevas consideraciones a las infinitas que se han hecho ya en diversas ocasiones, sobre viabilidad pública. 

He aquí los datos que trascribimos de nuestro colega «El Eco del Pueblo« de San Carlos: Serían las 7 de la mañana de hoy cuando tuvimos conocimiento de la terrible desgracia que le había acontecido en el Paso de Bentos a la diligencia de Patrocinio Fernández. En esos momentos se decía que se habían salvado dos individuos, y  nos trasladamos con otras personas al lugar del suceso. Serían las diez de la mañana cuando llegamos y tuvimos ocasión de presenciar aque lcuadro conmovedor. La diligencia había sido arrastrada de dos a tres cuadras arroyo abajo —teniendo fuera del agua como una media vara de la parte superior. Los caballos prendidos yacían flotando cuatro —el de la cuarta, los boleros y uno de un costado. La vaca se conocía que había estado bajo las aguas. Dentro de la diligencia se veía un gran baúl y en un costado uno de los arreadores del mayoral. Tratamos de averiguar cómo había sucedido esa terrible desgracia y se nos dijo que la fuerza de las aguas había arrebatado al caballo del cuarteador, lo que impelió a la diligencia a seguir el curso de las aguas. Dentro de la diligencia se veía un gran baúl y en un costado uno de los arreadores del mayoral. Tratamos de averiguar cómo había sucedido esa terrible desgracia y se nos dijo que la fuerza de las aguas había arrebatado al caballo del cuarteador, lo que impelió a la diligencia a seguir el curso de las aguas.

Habían sido conducidos como una cuadra, cuando el menor Barrios, único que se salvó de la catástrofe, rompió un vidrio y se precipitó sobre la vaca: enseguida los pasajeros y el mayoral hicieron lo mismo, pero llegaron a verse tan en peligro con las oscilaciones que imprimía la fuerza de la corriente sobre e lvehículo, que empezaron a arrojarse al agua. El primero que lo hizo fue el menor Barrios, (peóndeladiligencia) siguiéndole los pasajeros que eran tres y el mayoral. Barrios consiguió llegar a tierra, pero no así los pobres pasajeros, el mayoral y el cuartiador, cuyos cadáveres no han aparecido hasta la hora en que escribimos estas líneas. Los ahogados son: Patrocinio Fernández, mayoral. El cuarteador y los pasajeros D. Emilio Kunht, D. Manuel Cristóbal, comerciante de Rocha y ex-habilitado del Sr. Safons, y un soldado de artillería que se dirigía a Rocha con el objeto de visitar a su familia. Patrocinio salió de Montevideo el día 15. En Pando levantó pasajeros y una carga enorme en la vaca. A duras penas llegó a Pan de Azúcar en la noche de ese día y a las 5 de la mañana del16 continuó su viaje, con tan mala suerte, que dos veces se le empantanó la diligencia, una en una zanja inmediata a lAbra de los Ceibos y otra en una que hay inrnediata a  la casa del Sr. Machado, lo que le hizo retardar tanto e lviaje, que llegó a esta Villa como a las 5 de la tarde. Desde la primera de esas zanjas, que dista unas tres leguas de esta villa se vinieron a pie y pasaron a nado el Paso de Molino, tres pasajeros, dos de los cuales, el soldado de artillería y D. Manuel Cristóbal, tuvieron tan triste fin.

— A las 11 de la mañana aparecieron en la represa del molino de Cal, un bulto que suponemos sea encomienda, un almohadón y el sombrero de Patrocinio. — A las 2 de la tarde, y merced a unas yuntas de bueyes, se consiguió sacar la diligencia, estando presentes las autoridades locales: el Sub Delegado de Policía y el Juez de Paz. También concurrieron al lugar del suceso el Comisario de Ordenes, Mayor Artigalá, el Administrador de Correos, D. Juan Caros Brito y el Jefe de la Sucursal D. Justino Martínez. — Son las 5 de la tarde y acaba de llegar D. Carlos Fernández, hermano del desgraciado Patrocinio.  — E1 mayor Artigalá permanecerá esta noche con la policía en el lugar del suceso, hasta que aparezcan los cadáveres, pues se asegura que Patrocinio era conductor de una suma de dinero considerable. La diligencia debe ser conducida a esta villa y la correspondencia la llevará mañana la diligencia de D. Pedro Brito. Dícese que cuando el menor Miguel Barrios se arrojó de la diligencia, Patrocinio le dijo que no se asustase y le tiró un manotón llegando a arrebatarle el saco, que Barrios soltó temeroso de ahogarse. Enseguida miró Barrios hacia atrás y vió a Patrocinio y a otro que zambullía para no dejarse ver más. Asegura Barrios qué él les dijo a los que quedaban en la diligencia que no se arrojaran al agua, que el iba a traer un maneador ylos iba a sacar, pero parece que aquellos no quisieron esperar o se creían perdidos y trataron de salvarse, pero.... sucedió lo contrario.

DOS CADÁVERES

— Ayer a las 10 de la mañana se consiguió encontrar uno de los cadáveres de los desgraciados ahogados. A las 12 del día llegó conducido en un carro. Era el del llamado Emilio Kunht. Registrados los bolsillos se encontraron 3 cartas, un programa del funeral a Garibaldi y 40 centésimos en plata. A las 2 de la tarde se le dió sepultura. — A la 1 y 50 minutos se encontró el cadáver del mayoral Patrocionio Fernández cerca de la represa del molino de Cal. Fué conducido a esta Villa, donde llegaron a las 5 de la tarde. El cadáver estaba vestido como el anterior y contenia: —Un reloj y una cadena de níquel con un anillo de oro, una pistola Remington con una canana y dos cartuchos, un cuchillo con vaina, dos llaves, una grande y otra pequeña, tres botones de pechera, dos de oro y uno de acero, varias cartas y papeles. Hasta las tres y media de la tarde, hora en que salió del lugar del suceso el Sub Delegado de Policía, Sr. Maurente, no se había encontrado ninguno de los otros desgraciados ahogados. El cadáver de Patrocinio Fernández no tenía ni un centésimo, y si —como se dice-  traía dinero, estará en el baúl ¡Paz en la tumba de esos desgraciados! Cárlos Fernandez, hermano de Patrocinio, pidió permiso para velarlo con el objeto de que su padre viese el cadáver del mayor de sus hijos, pero el Médico de Policía no creyó prudente hacer esa concesión, en vista del estado del cadáver, al que se le dió sepultura ayer a las 6 y media de la tarde. Hasta aquí las noticias t madas de nuestro colega del 19. — Posteriormente se nos ha comunicado por la Jefatura Política, que el 19 a las 5 y media de la tarde fué encontrado el cadáver del comerciante de Rocha D. Manuel Cristóbal, al que se le dió sepultura al día siguiente. El dia 20 fué también encontrado el cadaver del cuarteador Martin Guadalupe, otra de las víctimas de la misma catástrofe, y el 21 antes de salir el sol fué hallado el último de los cinco individuos ahogados. Este era el artillero, del cual se ha venido a saber, que era Luis Lombardi, por el pasaporte que llevaba en el bolsillo.

De "El Porvenir", Maldonado, Nº 30, 22-oct-1882.                                                                    

martes, 1 de enero de 2019

Necrológica: Juana Gutiérrez de Costa (1917)

Juana Gutiérrez de Costa

Ha sido sumamente lamentado en todos nuestros círculos el fallecimiento de la señora Juana Gutiérrez de Costa ocurrido hace varios días. La extinta pertenecía a una de las familias de más prestigioso arraigo en nuestra sociedad, y por sus hermosas prendas personales, era sumamente querida entre sus numerosas amistades. Hija del primer facultativo que hubo en el país, el doctor Juan Gutiérrez Moreno, la extinta ocupó puesto descollante en la sociedad de antaño contrayendo enlace con el señor Lucio da Costa Guimaraens, donante de la actual Iglesia de la Concepción (Vascos). Por sus años la extinta desde algún tiempo estaba completamente retraída de toda actividad mundana imponiéndose en su honorable hogar donde mantenía el culto de las cristianas tradiciones. Alma buena y espíritu noble, la extinta que en su juventud fue el prototipo de la belleza femenina, se enconttaba ahora en su ancianidad, rodeada del afecto de propios y extraños.

De "Anales Mundanos", N° 26. Montevideo, diciembre de 1917.