martes, 17 de marzo de 2020


¡Iniciados, oíd! La noche universal ha llegado a su hora; era preciso que así sucediera. Nunca ha sucedido otra cosa más que lo necesario. Ha llegado y así como la noche de cada día sorprende sobre el surco del labrador perezoso, así muchos han sido los sorprendidos por la Gran Noche!... 

Todo ha de ser bañado por las tinieblas, que son la luz del No Ser. Lo mutable duerme y su sueño es el de la muerte. Sus cambios eran su vida en la Maya; agotado el movimiento, cesan los cambios; la vida en el Maya se detiene y lo mutable duerme el sueño de la muerte y no altera el Ser del NO SER!...

¡Iniciados, oíd! El Sol de la vida comienza a infiltrar sus primeros rayos entre las tinieblas de la Gran Noche. Lo mutable dormía y va despertando; estaba muerto y resucita! Cada cual resucitará como era y hallará su tesoro como lo dejó.   

Entended: cada potencia al sensibilizarse lo hará en su grado y condición propias; el Desierto se irá poblando de los que despierte y el Sensibilizador se ajustará a la condición de los durmientes para armonizar lo antiguo con lo nuevo, siendo así como cada día prepara al día venidero no obstante el intervalo de nocturno reposo.

Y entonces ¡oh  Iniciados! se formarán dos huestes de los despiertos: la de la Sabiduría (Consciencia) y la del Poder (Voluntad); la de los que mueven sin moverse, y la de los agentes directos de todo movimiento; los que pueden mover, más no pueden moverse y los que pueden moverse más no pueden mover; los que habían triunfado, y los vencidos.

Bienaventurados aquellos en quienes este conocimiento se afiance, pues ellos se aproximan a la fusión de sus cuatro cadenas.

PAZ A TODOS LOS SERES. PAZ; SIEMPRE PAZ.

De la revista teosófica "Faro Oriental", Año I, N° 5, Montevideo, mayo de 1912.

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