sábado, 16 de abril de 2011

Post Mortem XXXII


Esta antigua fotografía data de alrededor de 1870. La actitud hierática de ambos personajes así como los ojos retocados a mano son signos evidentes de que estamos ante una impresionante fotografía post mortem. El señor permanece de pie, con su levita negra y una larga barba blanca, propia de un patriarca.  La pierna derecha está adelantada y su aspecto severo y adusto. La señora, sentada, luce un vestido negro. Observen la pose de las manos y pies que lucen antinaturales. El detalle más sorprendente son los ojos, cuyo aspecto resulta tétrico.

lunes, 11 de abril de 2011

La foto ganadora

Esta imagen fue tomada por el fotorreportero Paul Hansen y resulto premiada en la ultima edición de los premios SPoY (Premios Suecos a la Foto del Año). Muestra el cadáver de Fabienne Cherisma, de 15 años, asesinada por la policía el 19 de enero del 2010 en Haiti. La chica, que trabajaba en un puesto de venta callejero, fue asesinada por la policía durante un tiroteo con unos saqueadores.


Esta otra imagen, de Nathan Weber, muestra a seis fotógrafos frente a la escena. Y es que hasta 14 fotógrafos pasaron frente al cadáver de la chica buscando una imagen ganadora. Todo vale a la hora de obtener una foto ganadora...

domingo, 10 de abril de 2011

En la tumba del padre


En esta fotografía tomada hacia 1915 podemos observar a una niña, hija de un soldado alemán, junto a la lápida de su padre muerto en combate durante la Primera Guerra Mundial.

domingo, 3 de abril de 2011

Post Mortem XXXI



Esta fotografía, de alrededor de 1860, es realmente perturbadora. Observen la pose inusual y desgarradora de la criatura con la cabeza recostada en el regazo de su madre. Los ojos y la boca abiertos le dan un aspecto tétrico. Los cuatro personajes de la foto nos miran fijamente, con sus ojos clavados en nosotros en un instante eterno y congelado para siempre...

Post Mortem XXX


Esta fotografía me resulta interesante por varias razones. En primer lugar aparece todo el grupo familiar, como si nadie hubiera querido perderse de salir retratado. De hecho varios de los personajes aparecen en actitud sonriente. Además, y esto es la nota más interesante, el cuerpo de la niña aparace sobre el piso, recostado sobre la alfombra. Este úlitmo detalle es bastante grotesco por cierto y me lleva a pensar que quizás se haya querido representar a la niña dormida, como tantas veces, acompañada por sus juguetes y muñecos. Nunca lo sabremos...

miércoles, 16 de marzo de 2011

El caso del Dr. Thouret Noroy


Este juicio se inció en 1833, ante el tribunal de Evreux, contra el Dr. Thouret Noroy. Este médico llamado por un enfermo, resolvió practicarle una sangría en el pliegue del codo, pero la incisión alcanzó la arteria, saliendo sangre roja con violencia y abundancia; el facultativo volcó rápidamente la sangre del recipiente, puso un vendaje compresivo y se retiró. Los dolores y la producción de una tumoración en el sitio de la sangría, requirieron poco después un nuevo llamado al médico, quien aconsejó una pomada resolutiva, vendó de nuevo y se retiró sin comprender o revelar la situación, para negarse a concurrir a otro llamado de varios días después. Los dolores y los fenómenos de gangrena hicieron más tarde que otro médico llamado procediera a la amputación, con el diagnóstico de aneurisma consecutivo a la herida arterial durante la sangría.

El tribunal civil de Evreux condenó al Dr. Thouret Noroy al pago de una indemnización, por "impericia", "negligencia grave" y "falta grosera". En apelación, la corte de Rouen y la de Casación, confirmaron la sentencia. Ante este último tribunal, el defensor, Dr. Cremieux, agotó los argumentos en favor del demandado y reprodujo y amplió el ya recordado despacho de la Academia de Medicina (ver caso del Dr. Hélie). Pero el dictamen del fiscal general Dupin rabatió todas aquellas razones, y dió precisión a la doctrina aplicable al caso. Su dictamen, por su valor histórico y jurídico, es la pieza judicial más importante en esta cuestión.

Texto extraído de la obra "Medicina Legal" del Dr. Nerio Rojas; Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1947.


martes, 15 de marzo de 2011

El caso del Dr. Hélie


Un caso notable que es considerado un clásico de la jurisprudencia médica se produjo en 1825 en Domfront, Francia. El Dr. Hélie llamado para un parto, cuyo trabajo se inició hacia las 6 de la mañana, concurrió a las 9, encontrando a la parturiente caminando. Examinada ésta, comprobó una presentación de hombro con la mano derecha en el trayecto vaginal ("sin esfacelo"), resolviendo el médico poco después amputar ese brazo con la idea de facilitar la expulsión fetal; en seguida de lo cual observó que el brazo izquierdo hacia análoga exteriorización vulvar, y practicó también su amputación. Producido espontáneamente más tarde el parto, el niño nació con vida y sobrevivió.

Los padres de la criatura iniciaron la demanda contra el Dr. Hélie; el tribunal pidió opinión a la Academia de Medicina, la cual, oídas sucesivamente dos comisiones especiales nombradas al efecto, dictaminó sosteniendo que el médico no es responsable sino cuando ha producido un danño intencionalmente, "con premeditación, por pérfidos designios y criminales intenciones". El Dr. Hélie no era, pues, responsable, según la Academia.

El tribunal, sin embargo, no acepto esta doctrina y, después de analizar los detalles de la conducta del médico, llegó en su fallo a la conclusión de su responsabilidad, condenándolo al pago de una indemnización en forma de renta vitalicia, por haber obrado "sin prudencia y con una precipitación increíble", lo que lo hace "culpable de una falta grave".

Texto extraído de la obra "Medicina Legal" del Dr. Nerio Rojas; Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1947.