domingo, 19 de noviembre de 2017

Cadáveres - Cementerios


Cuando termina la vida, la materia orgánica del cuerpo humano entra en un proceso de descomposición y transformación, que obliga a un alejamiento rápido del cadáver y a darle un destino que impida las graves consecuencias que caso contrario puede orginar. El destino final de los cadáveres cambia mucho de una nación a otra. La incineración, el arrojar los cadáveres al agua, el colocarlos en la "torre del silencio", como hacen los persas, para que los devores los buitres, la conservación por medio del embalsamamiento, la inhumación, la colocación del cadáver en ataúdes  éstos después en panteones y sepulcros, la cremación por los métodos modernos, han sido y son los procedimientos usados, según las costumbres, las creencias religiosas, el grado de civilización de los pueblos.

En las naciones de civilización más adelantada, se sigue hoy día tres procedimientos: la inhumación, la colocación en nichos o en sepulcros, la cremación. Son estos procedimientos a los cuales nos hemos de referir. Un precepto higiénico, que figura como previo, es la comprobación de la muerte, averiguando a la vez, si ésta coincide con el diagnóstico de la enfermedad que la ha ocasionado, evitando así el encubrimiento de críemenes y sirviendo además a la estadística médica. El certificado de defunción, dado por el médico que asistió a la persona durante la enfermedad o por la autoridad municipal competente, es de rigor en nuestro país. En caso de duda, el cadáver es transportado a la "morgue", donde existen medios para su conservación y autopsia.

Del manual "Higiene" por el Dr. Manuel V. Carbonell. VI edición. Editorial "El Ateneo". Buenos Aires, 1948.

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