sábado, 6 de julio de 2013

El suplicio de Savonarola

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Fray Girolamo Savonarola (1452-1498)

El pontificado de Alejandro VI (Rodrigo de Borja, 1492-1503), tuvo características de franca decadencia. Su mayor error fue el de favorecer por todos los medios los intereses y el poder de sus cuatro hijos, habidos antes de llegar al pontificado. Particular descrédito dio a su gobierno el favor excesivo acordado a uno de ellos: César Borgia, llamado "el Duque Valentino", aventurero sin escrúpulos (Maquiavelo vio en él el ideal de su Príncipe). Durante el gobierno de Alejandro VI tuvo lugar la discutida condena de fray Jerónimo Savonarola (1452-1498), ardiente apóstol de Ferrara, prior del convento dominicano de San Marcos, en Florencia. Dotado de arrebatadora elocuencia, Savonarola, con sus acentos apocalípticos, había conseguido reformar las costumbres de Florencia y dio a la ciudad una constitución republicana de carácter democrático.

Alejandro VI no lo veía con buenos ojos, sobre todo por las audaces y a veces injustas palabras de condenación que Fray Jerónimo hacía resonar contra los escándalos de la corte romana. La situación se hizo insostenible cuando el Papa prohibió a Savonarola la predicación. Éste no obedeció y fue excomulgado (13 de mayo de 1497). Ni aún así se sometió el fraile; al contrario, porque, a su parecer, el propio Papa había pecado de simonía y herejía.

Entretanto en Florencia se iban exasperando los ánimos y los enemigos de Savonarola ponían todo su empeño en humillarlo. Un fraila franciscano desafió a Jerónimo a que se sometiese al llamado "Juicio de Dios": un franciscano y un dominico, que asumiría el lugar de Jerónimo, debían atravesar una hoguera ardiente para saber de qué parte estaba la razón. El insensato desafío no se realizó por varias razones y el pueblo, que se había apasionado por el singular duelo, sufrió una gran desilución y volcó su ira contra Savonarola, invadiendo el convento de San Marcos: Fray Jerónimo fue tomado prisionero; lo llevaron ante un tribunal, y allí, sometido a juicio, ante jueces influidos por sus adversarios, fue condenado por rebeldía contra la Iglesia.

El 23 de mayo de 1498 fray Jerónimo, ocn otros dos hermanos de orden, fue ahorcado y quemado, y sus cenizas esparcidas en el río Arno. Savonarola afrontó la muerte con serenidad: muchas personas, y hasta algunos santos, lo consideraban un mártir. Su error principal consistió en negar la obediencia a la autoridad legítima de Alejandro VI, cuyas culpas habían sido exageradas por leyendas que la sana crítica histórica está ahora deshaciendo.

De la "Historia de la Iglesia" por F. Degalli; Editorial Codex, Buenos Aires, 1963.

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