lunes, 18 de junio de 2012

Carta de pésame VII: sobre la muerte de un pariente cualquiera



Muy Señor mío,

Acabo de saber la pérdida dolorosa que Vd. ha hecho, y creo que es del deber de un amigo tratar de distraerle de una pesadumbre tan legítima, mostrándole la parte muy sincera que tomo en ese cruel acontecimiento.

Vd. Sabe que no soy de esos rígidos censores que quieren que se encuentre en la razón consuelos suficientes para soportar todas las desgracias sin derramar una lágrima; pero a lo menos se puede domar su dolor, y al ver la aflicción general que causado la muerte de... (su hermano, tío, etc.), el recuerdo mismo de sus virtudes debe ofrecer a Vd. los mayores consuelos.

Sin embargo crea Vd. bien, Señor, que, a pesar de estas palabras que pueden parecerle frías, no por eso dejo de estar tan afligido como como se puede estarlo de la pérdida de una persona que yo aprendí a venerar bajo tantos conceptos.

Ánimo, querido Señor, y crea Vd. en los sentimientos de afectuosa consideración de

Su atento servidor

BINET

Orleans, 13 de abril de 1856.


De "El Secretario Universal" por M. Armand Dunois; Casa Editorial Garnier Hnos, París, 1884.

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