miércoles, 6 de junio de 2012

Liga contra los entierros prematuros




En esta frase están expresados las denominación y el objeto de una sociedad inglesa recientemente constituida. Entre otras cosas conducentes para su propaganda, dicha Liga ha publicado datos que revelan un gran peligro al que todos, si bien se mira, estamos expuestos, dada la ignorancia de los médicos sobre los signos positivos de la muerte real y sobre el modo de distinguirla de la sólo es aparente. Trátase de una multitud de enterrados vivos y no pocos que han vuelto en sí al comenzar la autopsia.

La única manera de evitar tan horrible riesgo, es la espera de los primeros signos de la descomposición; pero los señores médicos, con su terror por los microbios, tienden cada vez más a apresurar el entierro, para suprimir, o así creen ellos, un foco posible de contagio. De manera, pues, que esa probabilidad espeluznante que a todos nos alcanza, de ser enterrados vivos, es en gran parte otra de las consecuencias de la funesta doctrina microbiana.

Nosotros creemos que, mientras los médicos no posean una seguridad absoluta o infalible en la constatación de la muerte real, un simple certificado facultativo no debe bastar, para exponer a nuestros semejantes o para que se nos exponga a nosotros mismos, a dolor y pavor tales, cuyo solo recuerdo estremece. Si se cree que los probables cadáveres pueden considerarse como un agente infeccioso, aisleselos en parajes adecuados y con las precauciones requeridas; pero no se proceda a la inhumación, hasta que se hayan presentado signos inequívocos de la muerte.


De la revista "Natura", órgano oficial de la Institución Naturológica de Montevideo; Año V, octubre de 1908, núm, LVIII.  

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