sábado, 23 de junio de 2012

Fenómenos cadavéricos tardíos IV: Livideces cadavéricas



Después de la muerte, la sangre, obedeciendo a leyes físicas de gravedad, baja hacia los sitios declives del cadáver y esta translación constituye uno de los tipos de circulación póstuma. En virtud de ello, se acumula en regiones bajas de las vísceras y de la piel. En el primer caso constituye las llamadas hipostasias viscerales; en el segundo, las livideces cadavéricas o manchas hipostáticas cutáneas. Estas últimas, sobre todo, tienen
Importancia médicolegal.

Ellas dan datos de orientación sobre la forma de la muerte, cambio de posición del cadáver y, sobre todo, como la rigidez, sobre la hora del fallecimiento.

En efecto, estas manchas cutáneas producidas por el descenso de la sangre que por gravedad busca en el cadáver los sitios declives, aparecen generalmente entre tres y seis horas después de la muerte. El comienzo de su producción es variable, pues hay causas que  lo retardan y otros que lo anticipan. Como para la rigidez, se ha buscado el momento de su iniciación, y Lourdes da cinco horas después de la muerte; Maschka da tres a cuatro horas (estudio de varios centenares de casos); Strassmann, tres horas; Borri, tres horas; Vibert, tres horas; Thoinot habla de gran precocidad posible hasta media hora; los peritos belgas del famoso asunto Peltzer, después de experiencias, dan cuatro horas; Hofmamm, fija tres horas; Lecha-Marzo, tres horas.

Estas manchas son de color rojo vinoso. Pero son rojo vivo, intenso, en la muerte por CO; pardo chocolate en la por venenos metahemoglobinizantes; el frío las aclara transitoriamente; son pálidas poco marcadas en la muerte por hemorragia. Alguna vez en este último caso han faltado (Hofmann).

Las manchas se presentan en forma de puntillado o de vetas, en los primeros momentos de su producción o en sitios con cierta presión; en cambio, al hacerse más completas horas después, adoptan una disposición en grandes manchas o placas más o menos homogéneas como coloración.

En los primeros momentos de las livideces la sangre fluida del cadáver se mantiene en los vasos en las zonas declives, pero luego va infiltrando francamente los tejidos, adquiriendo la mancha densidad y persistencia. Esto explica el fenómeno de su desaparición posible o no con el cambio de posición del cadáver, según el tiempo transcurrido después de la muerte.

Tal cuestión de gran interés médicolegal ha sido estudiada especialmente. La localización de las livideces depende de la situación de las zonas declives del cadáver, y por eso los alemanes las llaman “manchas de posición”, pues indican la posición del cuerpo en las horas consecutivas al fallecimiento. Pero, si aquella es cambiada, las livideces pueden modificarse y aún aparecer en otro sitio.

Así resulta de las investigaciones de Lourdes y de los peritos belgas con motivo del famoso asunto Peltzer. Las livideces, según esas experiencias, desaparecen con el cambio de posición y se producen en el nuevo sitio declive, durante las primeras horas (cuatro a cinco horas); alcanzan su mayor intensidad y ya no desaparecen entre las doce y quince horas; es imposible provocar nuevas manchas en la nueva posición, después de veintitrés horas. De acuerdo con esa norma, los peritos belgas del ruidoso asunto, afirmaron que no era un suicidio, sino un homicidio y que el cadáver había sido movido y sentado en la silla por lo menos después de 23 horas del fallecimiento.


De "Medicina Legal" del Dr. Nerio Rojas; III edición. editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1947.

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