Cuando muere alguno, le llevan al cementerio común, que tienen en un cerrito, y le entierran, matando sobre el sepulcro su caballo de combate (que es lo que más aprecian) si así lo ha dejado dispuesto, que es lo común. La familia y parientes lloran, o más bien gritan por los difuntos, y les hacen un duelo bien singular y cruel. Si el muerto es padre, marido o hermano que haga cabeza de familia, se cortan las hijas, la viuda y las hermanas casadas un artejo o coyuntura por cada difunto, principiando por el dedo chico o meñique: se clavan además el cuchillo o lanza del muerto repetidas veces de parte a parte por los brazos y por los pechos y costados de medio cuerpo arriba. A esto agrega estar dos lunas tristes y ocultas en su casa comiendo poco. Barco, canto 10, dice que se cortan un dedo por cada pariente muerto, pero es como yo digo.
El marido no hace duelo por muerte de su mujer, ni el padre por la de sus hijos; pero si éstos son adultos cuando fallece su padre, están desnudos ocultos dos días en casa comiendo poco., y esto ha de ser Yuambu o perdiz o sus huevos. La tarde segunda de este entierro, les atraviesa otro indio de parte a parte la carne que puede pillar, pellizcándole el brazo con un pedazo de caña larga un palmo, de modo que los extremos de la caña salgan igualmente por ambos lados. La primera caña se clava en la muñeca, y se pone otra a cada pulgada de distancia siguiendo lo anterior del brazo hasta la espalda y por ésta. Las cañas son astillas de dos o cuatros líneas de anchura sin disminución sino en la punta que entra.
En esta miserable y espantosa disposición se va solo y desnudo al bosque o a una loma o altura, llevando un garrote puntiagudo con el cual y con las manos excava un pozo que le llegue al pecho.En él pasa de pies el resto de la noche y a la mañana se va a un toldo, o casa, que siempre tienen preparado para los dolientes, donde se quita las cañas y se echa dos días sin comer ni beber. Al siguiente y en los días sucesivos hasta diez o doce, le llevan los muchachos de su nación agua y algunas perdices, y sus huevos ya cocidos, y se los dejan cerca retirándose sin hablarle.
No tienen obligación de hacer tan bárbaras demostraciones de sentimiento, y menos ellos que quizás miran con indiferencia la falta de los que mueren, sin embargo rara vez las dejan de practicar. El que las omite en el todo o en parte, se reputa por flojo, pero esta opinión no le causa pena ni perjuicio en la sociedad con sus camaradas.
De "Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata" de Félix de Azara; Imprenta de Sánchez, Madrid, 1847.
1 comentario:
FÉLIX DE AZARA (1742-1821): Naturalista y marino español. Formó parte de la expedición encargada de trazar los límites de las posesiones españolas y portuguesas en América. Escribió un "Viaje a través de la América Meridional desde 1781 a 1801" y varios "Ensayos". Contribuyó mucho al estudio de la zoología americana y sus estudios influyeron en Charles Darwin.
Publicar un comentario