viernes, 30 de marzo de 2012

El Epitafio Villon o la Balada de los Ahorcados


Grabado que ilustra el Epitafio Villon, en la primera edición de las Obras de Villon (1489)

Oh hermanos, que vivís después de nosotros,
no nos cerréis los corazones piadosos,
pues, teniendo piedad de nuestras pobres almas,
Dios la tendrá luego de vuestros ojos
que aquí nos miran. Juntos estamos cinco o seis
y la carne que alimentamos a demasiado costo
está, después de mucho, roída y putrefacta,
y nosotros, huesos, nos volvemos ceniza y polvo.
De nuestros males no se burle nadie:
¡y rogad a Dios que nos absuelva a todos!
No nos desdeñéis, hermanos, en nuestro clamor,
porque hayamos sido muertos nosotros
en homenaje a la justicia. Pues debéis entender
que el espíritu sereno no saben tenerlo todos;
perdonadnos ahora, después de nuestra muerte,
frente al hijo de la Virgen María, solos;
procurad que Su gracia no nos sea negad,
y pueda preservarnos de los infernales rescoldos.
Muertos estamos, no nos moleste nadie:
¡y rogad a Dios que nos absuelva a todos!
La lluvia nos ha colado y lavado;
el sol nos desecó y ennegreció el tronco.
Nos arrancaron la barba y las cejas
urracas y cuervos, y nos cavaron los ojos.
Nunca jamás, ni un instante, pudimos sentarnos:
aquí y allá nos mecimos, según los antojos
del viento, que nos arrstra sin cesar,
en tanto los pájaros nos picotean más que al sorgo.
De nuestra cofradía no sea, por favor, nadie:
¡y rogad a Dios que nos absuelva a todos!
Príncipe Jesús, que sobre todo reinas,
procura que el Infierno no lleve las almas nuestras:
nada tenemos que hacer ni pagar en su lodo.
Hombres, en esto no hay burla alguna:
¡y rogad a Dios que nos absuelva a todos!

(Traducción de Luis Gregorich)


Con la balada sobre el tema: ‘Muero de sed cerca de la fuente’, Francois Villon triunfó en uno de los concursos poéticos organizados en Blois por Charles d’Orleans. Al enterarse de la condena a morir ahorcado, pena que luego le fue conmutada, el poeta compuso el ‘Epitafio Villon’ o ‘Balada de los ahorcados’, una de sus obras maestras, la última escrita antes de su desaparición. La visión de la muerte se traduce mediante imágenes de estremecedor realismo y mediante un ritmo obsesivo. En el resto de la obra del poeta aflora siempre el tema de la muerte: la muerte propia, la muerte como igualadora de todos los hombre, la muerte que aniquila y espanta, y a la cual sin embargo el poeta se entrega con resignación cristiana.

En: "La literatura medieval francesa", Biblioteca Básica Universal, CEAL, Buenos Aires, 1970.

martes, 27 de marzo de 2012

La difteria



¡Pobre Heriberto! Aún me parece verle y que estoy jugando con él. Le conocí el año pasado. Tendría entonces unos seis años de edad. Era un niño fuerte, sano, alegre, bueno y muy inteligente. Nadie hubiera dicho, al ver su robustez, que se moriría tan pronto. Sin embargo, enfermó de difteria, y fueron inútiles todos los esfuerzos que por salvarle se hicieron.

El doctor Kowalsky, que es un buen médico, lo atendió hasta el último momento. También fue asistido por los doctores Wilson y García. Dicen que el niño contrajo la enfermedad en casa de una familia amiga, adonde solía ir a menudo. ¡Qué terrible enfermedad es la difteria! ¡Qué pocos se salvan de ella! Y es que a los niños ataca con preferencia.

Con razón mis padres no consienten que yo vaya a ninguna casa en donde haya enfermos de difteria, sarampión, escarlatina, viruela, tifo u otras enfermedades contagiosas. Yo seguiré siempre este sabio consejo, porque no deseo tener el triste fin del desgraciado Heriberto.


De "Un Buen Amigo" de José Henriques Figueira; Montevideo, 1927.

domingo, 25 de marzo de 2012

La urna de Santa Fausta


La urna de Santa Fausta se encuentra en el Museo Medieval Cluny, París.

La urna no es sino un gran relicario que generalmente tiene forma de cofre, a veces bastante largo para contener el cuerpo entero de un santo, o por lo menos, la mayor parte de sus restos. La urna de Santa Fausta data del siglo XIII y mide 50 cm. de largo por 40 de alto. El cuadro es de madera. Las caras son de planchas de cobre cubiertas con esmalte azul de Limoges. Las figuras, Cristo en la cruz y los doce apóstoles, son de relieve, y el artista les ha hecho cándidamente los ojos con bolitas de esmalte. Los esmaltes de Limoges han tenido merecida celebridad. 


De "La Edad Media" de A. Malet y J. Isaac; Librería Hachette, Buenos Aires, 1947.

viernes, 23 de marzo de 2012

A Víctor Barrios



SONETO A LAMUERTE
DEL SR. D. VÍCTOR BARRIOS
Diputado de la Sala de Representantes del Estado Oriental
por su amigo A. B.

Tu destino infeliz, Víctor querido,
Lloraré siempre, y siempre el alma mía
A la estrecha amistad que nos unía
Tan fiel será, como en tu vida ha sido.

En ti, yo sólo sé lo que he perdido,
¡Y tanto! que al saber que no existía
Mi dulce amigo, obscurecióse el día
Que me ha dejado en llanto sumergido.

Llanto eterno será, que mi ternura
Tribute sin cesar, Barrios amado,
A la amistad más fina y pura.

Y si a mi débil acento fuera dado
Manifestar del pecho la amargura
Llegar podría a tu sepulcro helado.


Este soneto apareció en "El Parnaso Oriental" o "Guirnalda poética de la República Uruguaya" (tomo II); Imprenta de la Caridad, Montevideo, 1835.

martes, 20 de marzo de 2012

Al compañero Antonio J. Ríos



LOS ALUMNOS
DEL
INSTITUTO NACIONAL

A SU IDOLATRADO AMIGO Y COMPAÑERO
PREMATURAMENTE ARREBATADO
POR LA PARCA INEXORABLE
AL CARIÑO DE SUS PADRES
MAESTROS Y CONDISCIPULOS
ESTE MODESTO RECUERDO
PIADOSAMENTE CONSAGRAN.

ANTONIO J. RÍOS
Q.E.P.D.

FALLECIÓ EL DIA 30 DE DICIEMBRE 
DE 1873

Esta es otra de las lápidas que me han llamado la atención en el Cementerio Central de Montevideo. Se trata de la tumba de un joven estudiante del Instituto Nacional llamado Antonio J. Ríos, a quien sus compañeros le dedicaron este recuerdo que expresa el dolor que sentían ante su pérdida.

sábado, 17 de marzo de 2012

Exhumación y cremación



I. La exhumación es el acto de retiro de un cadáver del correspondiente ataúd empleado para la inhumación en tierra, bóveda, nicho, etc. Ella se efectúa por razones higiénicas, por voluntad de los deudos, con propósitos de traslado, reducción o cremación, o por orden judicial. En este último caso, se busca por lo general practicar una autopsia u otro reconocimiento tendiente a establecer la causa de la muerte. Al estudiar putrefacción, hemos visto la marcha destructiva del cadáver, según ambiente, estación y órganos, lo que hace posible ciertas comprobaciones médicolegales de interés judicial.

La exhumación puede hacerse en cualquier época del año, previo acuerdo de la Administración Sanitaria, si bien este requisito ha caído en desuso desde hace tiempo. Tratándose de reducciones de cadáveres en ataúdes con caja interior metálica, la exhumación solo puede hacerce entre el 1º de mayo y el 30 de agosto y siempre que la inhumación date de 25 años por lo menos.

II. La cremación es el acto de destrucción de un cadáver por el fuego, que lo reduce a cenizas mediante la acción de elevadísimas temperaturas en hornos especiales. Los crematorios están regidos por ordenanzas municipales correspondientes a cada localidad. En la Capital Federal hay un reglamento de 1912 y otras ordenanzas y resoluciones especiales.


De "Medicina Legal" (III edición) del Dr. Nerio Rojas; Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1947.

viernes, 16 de marzo de 2012

La muerte de Robespierre


Alcanzado por el proyectil de un gendarme, Robespierre cae gravemente herido.

En 1794 Francia está recorrida por una oleada de miedo. Incluso sus hombres más representativos se vieron arrastrados por los acontecimientos. Marat fue asesinado; Dantón, sospechoso de traición, fue ajusticiado; Robespierre, ya gravemente herido, fue arrastrado hasta la guillotina. Con la muerte de Robespierre terminó el período que se conoce con el nombre de "el Terror" y volvió a comenzar el predominio de la burguesía.


De la "Enciclopedia Estudiantil Superior" (volúmen III); Editorial Codex, Buenos Aires, 1967.

jueves, 15 de marzo de 2012

Carta de pésame III: a un hijo sobre la muerte de su padre




Muy Señor Mío,

Vd. ha perdido el mejor de los padres, y conozco bastante sus sentimientos para comprender la extensión de su dolor. Es muy legítimo para que yo se lo eche en cara, y muy profundo para que espere poner un término por consuelos. Pero quiero a lo menos, Señor, probarle toda la parte que tomo en sus pesares. Las buenas relaciones que no he cesado de conservar con su respetable padre me permitieron juzgar de qué preciosas prendas Dios le había dotado; así es que yo tenía por él la estima más sincera y el afecto más sólido. Vd. no se sorprenderá pues de que la noticia de su muerte me haya causado una verdadera aflicción, como también (estoy seguro de ello) a todos los hombres de bien. Tome Vd., Señor, en estos pesares universales la fuerza necesaria para soportar con resignación el golpe que la Providencia le ha dado, y crea en los sentimientos afecuotosos de

                                                                    Su seguro servidor.
                                                                                    
                                                                                   VATRI

Epinal, 6 de junio de 1854.


De "El Secretario Universal" por M. Armand Dunois; Garnier Hermanos Editores, París, 1884. 

lunes, 12 de marzo de 2012

Post Mortem LVI: Benito Mussolini







En 1943 las derrotas de la guerra conllevaron la caída del Duce y la invasión de Italia por los nazis, quienes protegieron a Mussolini hasta que el 28 de abril de 1945 él y sus acompañantes cayeron en manos de los partisanos. Entre ellos encontraba Clara Petacci, su amante.

Claretta, quien había pasado su primera noche con Mussolini ya que normalmente se veían por las tardes y ella volvía a casa de sus padres, hubiera podido escapar de la ejecución, pero eligió acompañarlo. Sus cadáveres fueron colgados en el Piazzale Loreto de Milán y despedazados por la multitud, lo que fue el símbolo de la definitiva destrucción del fascismo.

El Duce, cuatro días antes de su muerte, ya lo había pronosticado: «Soy un hombre acabado, mi estrella se ha eclipsado. Trabajo y me esfuerzo aun sabiendo que todo es una farsa. Espero el final de la tragedia y, extrañamente alejado de todo, ya no me siento un actor; me siento como el último espectador. Hasta mi voz la siento como reproducida. Sólo me apetece leer y esperar a que se cumpla mi destino».

sábado, 10 de marzo de 2012

Los estudios de Theodore Gericault en la morgue de París para "La Balsa de la Medusa"







Estudios realizados  en la morgue por Gericault para "La Balsa de la Medusa" en 1818.

"La Balsa de la Medusa" de Theodore Gericault

Theodore Gericault (Francia, 1791-1824) fue un pintor francés muy influyente en su época y uno de los principales y primeros artistas del romanticismo del siglo XIX. Su obra más conocida es "La balsa de la Medusa" (1818- 1819, Museo del Louvre), de grandes dimensiones y expresión sobrecogedora. En 1816 el barco Medusa, del gobierno francés, naufragó a causa de una tempestad, y muy pocos de sus tripulantes lograron salvarse después de muchos días a la deriva en una balsa improvisada. Géricault pintó el momento culminante del episodio, cuando los náufragos avistaron el barco de salvamento. La combinación inquietante de figuras idealizadas y la agonía que plasma con extremado realismo, así como su gigantesco tamaño y la minuciosidad de los detalles desataron una tormentosa controversia entre los artistas de tradición neoclásica y los que tenían una opinión diferente sobre los temas que debía tocar la pintura. Géricault rompió en este cuadro con todas las reglas del neoclasicismo, excepto las de la composición. Para su realización, el autor se sirvió de una serie de estudios y bocetos que realizó en la morgue judicial de París de los cuerpos que le sirvieron de modelos para los personajes de su famoso cuadro que como bien dice Salomón Reinach se aproxima más a Miguel Ángel que a la antigüedad.

viernes, 9 de marzo de 2012

Las familias y la muerte



En las familias se crean sentimientos, con su lenguaje; modos de sentir, de hablar, que son nuevos y propios. Y es de la vida más honda, y de la más personal. Y muchos -casi cualquiera- tienen eso. Y eso, como originalidad y como fuerza y calidad de sentimiento, es de lo que vale más. No sale a la literatura. (Alguna vez, algún ligero chisporroteo...) Y cada uno que muere, o cada familia que se extingue, se lo llevan. Y era lo mejor; y distinto en cada caso. 

El ser más vulgar se lleva un mundo de sentimientos especiales, de sentidos de palabras, de recuerdos con significación y emoción únicas, de palabras inventadas, de alusiones... Y se extinguió para siempre. Y distinto en cada caso. La gente sigue y comunica en la psicología común (la de todos), y se escriben generalidades sobre los sentimientos (un poco mejor escritas en Shakespeare que en otros).

Pero eso no es nada al lado de lo otro. (Aunque sea lo que parece más, por costumbre en parte). Casi cada muerto se lleva algo mucho más hondo que toda la literatura. Es una de las causas de que sea horrible que haya muerte...


De "Fermentario" de Carlos Vaz Ferreira. Biblioteca Uruguaya Fundamental; Centro Editor de América Latina, Montevideo, 1968.

miércoles, 7 de marzo de 2012

El Duelo





Este bellísimo monumento fúnebre se denomina "El Duelo" y fue ejecutado por el escultor estadounidense Augustus Saint-Gaudens (1848-1907) a pedido de Madame Adams para su panteón familiar y se encuentra en un cementerio cerca de Washington D.C.

lunes, 5 de marzo de 2012

Enterramientos y cementerios en el viejo Montevideo


Iglesia Matriz de Montevideo. Acuarela de Lauvergne.

Hasta el año 1792, era de uso y costumbre sepultar los cadáveres en la Matriz primitiva (llamada después la "Vieja") y la Iglesia de San Francisco, así como se enterraban los militares que fallecían, en la Capilla de la Ciudadela. La cosa pasaba ya de castaño oscuro, palpándose las consecuencias de tan perniciosa costumbres. Ese dio lugar a que el Síndico Procurador representase al Cabildo, en diciembre de ese año, la urgente necesidad de erigir un cementerio fuera de muros, proponiendo que se hiciese en él una división "para los niños que muriesen sin bautismo".

La idea del Síndico no podía ser más loable. Suprimir el enterramiento en las iglesias; dar más amplitud para sepultar los que falleciesen, sin tener que colocar los cuerpos como sardinas, o que sacarlos medio frescos tal vez para pasto de los carnívoros; y erigir, por fin, un cementerio descubierto en extramuros, al sur de la ciudad, "por ser lo menos poblado de chacras y algo separado de los caminos". Pero se tocaron dificultades  para que el verbo fuese carne, vale decir, para que la idea propuesta se pudiese poner en práctica.

En su defecto, se apeló al "Hueco de la Cruz", para sepultar algunos cadáveres, por pronta providencia, hasta que se acordó destinar una parte del corralón del Convento de San Francisco para enterrar a los pobres de solemnidad. Más como todavía se continuaba enterrando en las iglesias a las personas de distinción, el cura párroco de la Matriz, a la sazón el doctor don Juan José Ortíz, se resolvió con piadoso celos, a construir un mediano camposanto al descubierto, bajo cercado, contiguo a la Matriz (esquina hoy de las calles Ituzaingó y Rincón), que vino a ser el primer camposanto en forma que hubo dentro de los viejos muros de Montevideo.

Cementerio Nuevo, inaugurado en 1835.

Se construyó el primer cementerio, el año 8, fuera de los muros de la ciudad, al sur, sobre la costa del mar. Venía a quedar precisamente donde forman hoy esquina las calles Durazno y Andes, propiedad de Aguiar, ocupando como una cuadra de largo y poco más de media de ancho.

Estaba bajo cercado de ladrillo, mezcla de barro, con una pequeña puerta de rastrillo al oeste. Al fondo se construyó un cuarto para depósito de las herramientas del sepulturero, asignándole a éste un salario de ocho pesos, dándose por bien servido. El osario al aire libre, amontonándose los huesos en la rinconada del fondo. Siete cuartos de longitud por ocho de ancho y lo mismo de profundidad, medían las sepulturas, de lo que quedó el refrán de "siete cuartas partes de tierra a nadie faltan".

Costosa era en aquel entonces la conducción de los fallecidos al camposanto, por lo pésimo del camino por entre barrancos, zanjas y matas de cardos, abrojos y ortigas que cubrían el despoblado, y el barrial en la estación lluviosa. A falta de vehículos había que llevarlos a pie y a brazo, ya en el ataúd el que lo tenía, ya en la camilla con honores de ataúd del convento de San Francisco, que era lo más general para los pobres. El ataúd del Hospital de Caridad, para la conducción de los pudientes que fallecían en la santa casa, costaba un peso el alquiler.

Por espacio de 27 años estuvo en servicio ese camposanto, llamado vulgarmente "Cementerio Viejo", desde el año 1835, en que se inauguró el "Nuevo Cementerio"


De "Montevideo Antiguo" de Isidoro de María; Colección de Clásicos Uruguayos del Ministerio de Instrucción Pública y Acción Social, Montevideo, 1957.

domingo, 4 de marzo de 2012

El Leteo



Después de un gran número de siglos pasados en los Infiernos las almas de los justos y pecadores que habían expiado su falta aspiraban a una vida nueva y obtenían el favor de volver a la Tierra a habitar un cuerpo y asociarse a su destino. Pero antes de salir de las regiones infernales, debían perder todo recuerdo de su vida anterior, y para ello beber las aguas del Leteo, río del Olvido.

La puerta del Tártaro que daba a este río era opuesta a la que daba sobre el Cócito. Las almas puras, sutiles y ligeras bebían con avidez estas aguas, cuya propiedad hacía olvidar toda traza del pasado, o no dejaba al menos sino vagas y oscuras reminiscencias. Aptas para volver a la vida, eran llamadas por los dioses a una nueva reencarnación.

El Leteo corría con lentitud y silencioso; dicen los poetas que  era el río de aceite cuyo curso apacible no dejaba oír murmullo alguno. Se pasaba del mundo exterior a los Infiernos por el lado de la Vida, como el Estix y el Aquerón los separaban por el lado de la Muerte.

Se lo presenta ordinariamente con la figura de un anciano que tiene una ánfora en una mano y en la otra la copa del Olvido.


De la "Nueva Mitología Griega y Romana" de P. Commelin. Editorial Atlas, Buenos Aires, 1945.

viernes, 2 de marzo de 2012

Testamento ológrafo



Este es mi testamento.

Yo infrascrito, Pedro Carlos David, tendero en Saint-Mandé, estando sano de cuerpo y de espíritu, y obrando con reflexión y plena libertad, declaro hacer las disposiciones de última voluntad que siguen:

Queriendo dar a mi sobrino Isidoro Bertin una prueba de mi afecto, le doy y lego de la universalidad de los bienes, muebles e inmuebles que yo deje a mi fallecimiento, a cargo por él: 1º) dar una suma de 1.000 francos a N..., mi criado, pues quiero recompensarle de su fidelidad y de sus buenos servicios; 2º) de hacer decir cien misas rezadas por el reposo de mi alma.

Revoco todos los demás testamentos y disposiciones que he podido hacer anteriormente.

Escrito todo él, fechado y firmado de mi puño y letra en Saint-Mandé, el cuatro de febrero de mil ochocientos setenta y siete.


PEDRO CARLOS DAVID

Derecho fijo de registro, 5 francos.


De "El Secretario Universal" por M. Armand Dunois. Casa Editorial Garnier Hnos., París, 1888.

jueves, 1 de marzo de 2012

Post Mortem LV: Frida Kahlo




En la fotografía vemos a Frida Kahlo que yace con aspecto sereno tras su muerte en Coyoacán el 13 de julio de 1954. No se realizó ninguna autopsia. Fue velada en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México y su féretro fue cubierto con la bandera del Partido Comunista mexicano, un hecho que fue muy criticado por toda la prensa nacional. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas las alberga la Casa Azul de Coyoacán, lugar que la vio nacer. Las últimas palabras en su diario fueron: "Espero alegre la salida y espero no volver jamás"