miércoles, 30 de mayo de 2012

Carta de pésame VI: sobre la muerte de una hermana



Muy Señor mío,

Esté Vd. convencido que supe con sincera aflicción la pérdida que ha hecho de su Señorita hermana. Era joven de talento, que todos estimaban y buscaban con esmero por su agradable sociedad; la piedad de Vd. debe acoger en esta circunstancia dolorosa todos los consuelos que la amistad, sobre todo la religión, puede ofrecer en esa crueles catástrofes; y aunque me cuesta mucho, Señor, renovar sus pesadumbres, tomo muy a pechos probar a Vd. que me intereso en todo lo que le concierne, para guardar en esta ocasión un silencio que Vd. podría interpretar como una prueba de indiferencia.

Recia Vd., Señor, la seguridad de todo m afecto,

LUCHET

Troyes, 5 de marzo de 1854.


De "El Secretario Universal" por M. Armand Dunois; Casa Editorial Garnier Hnos., París, 1884.

martes, 29 de mayo de 2012

Fenómenos cadavéricos tardíos II: la rigidez cadavérica


Es uno de los fenómenos más característicos de la muerte. Consiste en un proceso físico-químico de endurecimiento y fijación muscular. No se localiza, en cambio, en los otros tejidos.Se inicia, generalmente, de dos a cuatro horas después de la muerte, por la cara y sigue por cuello y miembros, alcanzando su mayor extensión e intensidad entre cuatro y siete horas después de comenzada. Su producción se modifica por diversos factores y entre ellos algunos favorecen su precocidad. 

Se ha tratado de establecer el límite mínimo del tiempo de su iniciación en las condiciones corrientes, y así Hofmann de dos horas, Sydney Smith da tres horas o poco antes; Borri, tres  horas; Strassmann también tres horas; Lacassagne da de dos a tres horas; Balthazard, tres horas; Niderkon no la ha visto jamás antes de dos horas y Maschka nunca antes de hora y media. Hay casos de precocidad de la rigidez y los autores están de acuerdo en las causas de esa anticipación: tétanos, estricnina, hemorragia abundante, enfermedades largas y las caquectizaciones, etc. En estos tres últimos casos mencionados ella es menos intensa.

En cambio, retardan su producción: la buena salud anterior, la muerte súbita o accidental, asfixias, etc. En general, cuando la rigidez es tardía, es también más fuerte y duradera. Entre nosotros, el Dr. C. Fernández Speroni ha observado "anomalías en el tiempo de aparición" de este fenómeno y especialmente casos de retardo hasta de 7 horas en su iniciación. (Soc. de Med. Legal, 1931).

Casper, Liman y otros han observado casos de grandes retardos en su producción: 16 y hasta 20 horas. Su iniciación más corriente y clásica es en los músculos faciales, especialmente boca y maseteros (Nysten y Sommer), descendiendo a los miembros en las horas siguientes; se discute el orden sucesivo en los miembros: pero la inmensa mayoría de investigadores da el maxilar inferior como sitio inicial. La rigidez, al instalarse, produce algunos movimientos de los miembros.

La rigidez toma también los músculos lisos: vesículas seminales (una de las más precoces), corazón y músculos pilosos (produce la carne de gallina o cutianserina). Cuando la rigidez está bien constituída puede ser rota con un gran esfuerzo que moviliza una articulación, y ella no vuelve a producirse. 

El mecanismo de producción de la rigidez cadavérica es discutido. Se han sostenido tres interpretaciones fundamentales: 1ª) Se trataría de un fenómeno vital persistente en el músculo (Nysten); 2ª) Consiste en un fenómeno químico de coagulación de la miosina, bajo la acción del medio ácido cadavérico, sobre todo por el ácido láctico (Kussmaul, Kühne); 3ª) Es solo la consecuencia de un fenómeno físico de deshidratación del músculo, por simple gravedad; de ahí su retardo en zonas con edema, su iniciación en sitios más altos del cuerpo, su variación con cambios de posición, etc. (Lacassagne y E. Martín). 

Este estudio experimental de los maestros de Lyon es muy convincente; fue comunicado a la Academia de Ciencias en 1899 y sintetizado en sus respectivas obras de medicina legal.


De "Medicina Legal" (III edición) del Dr. Nerio Rojas; Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1947. 

domingo, 27 de mayo de 2012

Post Mortem LX



En este antiguo ambrotipo vemos a una pequeña niña en su féretro que reposa al pie del fuste de una columna o pilastra estriada. La ambrotipia o amfitipia es un proceso fotográfico que crea una imagen positiva en una placa de cristal, mediante el proceso del colodión húmedo. Lo patentó en 1854 James Ambrose Cutting en los Estados Unidos. El colodión húmedo había sido inventado unos pocos años antes por Frederick Scott Archer, pero Cutting lo utilizó para obtener una imagen positiva en lugar de un negativo.

sábado, 26 de mayo de 2012

Los que no quisieron vivir I




Don Miguel de Unamuno llama "tierra de suicidas" a Portugal porque se suicidaron dos escritores eminentes: Antero de Quental y Camilo de Castello Branco. Nosotros, con más de veinte escritores suicidas en treinta y cuatro años ¿qué podemos decir? Hubo tres épocas en que "floreció" la epidemia de matarse. La primera, entre los años 22 y 29; la segunda, en los años 37 y 38; y la tercera que duró desde el 40 hasta el 46. Y hubo otros dos suicidas por los días anteriores y posteriores a la caída de Perón (1955).

El primer suicida de nuestras letras en este siglo fue Belisario Roldán, el  hombre ingenioso, el artista de la oratoria. La tuberculosis en la garganta le quitó el encanto de su palabra. Se fue a Alta Gracia. Y cuando no pudo soportar su horrible mal, se pegó un tiro en la boca. Seis años más tarde, en 1928, teniendo él veinticuatro, se suicida Francisco López Merino. Ya era todo un poeta por entonces. Esperábase de él que llegase a ser uno de los grandes de nuestra poesía. ¿Por qué se mató este muchacho?

Ese mismo año de 1928 nos llegó la noticia de haberse quitado la vida mi amigo Alfredo López Prieto en Estambul, donde era cónsul de nuestro país. Yo le había encontrado allá, por 1926. Nos llevó en automóvil a ver algunas cosas y con él almorzamos, en el restaurante del Hotel Tokatlian. Al otro día salió conmigo. No parecía enfermo ni descontento. Pero el pobre López era raro. En nuestra juventud, en los ya lejanos tiempos de Ideas, solía decir cosas agresivas. Había adquirido la avariosis, enfermedad muy grave por entonces. Pero él nos aseguraba haberla vencido. ¿Lo habría matado la espiroqueta pálida? Yo creo que fue más bien la soledad. Estambul no era ya la capital de Turquía, y López, que ignoraba el turco y el griego, no tenía más relaciones que con dos o tres miembros del cuerpo consular, que hablaban español. Vivía solo, para peor, Y había sido siempre algo huraño, amigo del aislamiento, amargado, tal vez de alma un poco sombría.

Un año después, en octubre de 1929, se quitó la vida Alberto Meyer Arana. Su literatura valía poco. Había historiado a la Sociedad de Beneficencia en varios tomitos. Fue vicepresidente del directorio de Nosotros. Era solterón, elegante, aunque con algo de demasiado llamativo. Usaba cuellos desmesuradamente altos y valientes corbatitas de moño, y sus bigotes eran largos y de puntas levantadas. Cuerpo erguido, en ocasiones con exceso, hasta sacar el pecho hacia adelante. Bondadoso, cordial, sociable, mundano, un tanto donjuanesco y otro tanto afeminado. Vinculado a instituciones católicas y de caridad, era él mismo católico práctico. ¿Por qué se mató? Díjose que, jugando a la bolsa, había perdido cuanto poseía.


De "Entre la Novela y la Historia" de Manuel Gálvez; Librería Hachette, Buenos Aires, 1962.

NOTA: En entradas sucesivas iré desarrollando esta exposición del notable escritor argentino Manuel Gálvez (1882-1962). En dicho capítulo de su obra, el autor se refiere a la gran incidencia del suicidio en el ambiente intelectual rioplatense de mediados del siglo XX. Allí encontraremos a Horacio Quiroga, a Lisandro de la Torre, a Leopoldo Lugones, a Alfonsina Storni y a tantos otros que se se quitaron la vida, en algunos casos como el fruto de una decisión madurada y reflexiva; en otros como resultado de una gran soledad o depresión y por fin en otros de manera absurda e inexplicable. Lo cierto es que todos ellos siguen viviendo en su obra inmortal para nosotros y para las nuevas generaciones.

viernes, 25 de mayo de 2012

Fenómenos cadavéricos tardíos I: el enfriamiento



Transcurrido un tiempo mayor del fallecimiento -horas, días o más- aparecen en el cadáver fenómenos característicos de orden físico, químico y microbiano, que son ya exclusivos procesos de la muerte. Ellos son el enfríamiento, la rigidez, las livideces e hipostasias y la putrefacción.

ENFRIAMIENTO

Es un fenómeno espontáneo de orden físico. La pérdida de temperatura puede ser anterior a la muerte en ciertos estados patológicos: caquexia, hemorragia, etc. Pero esto es difícil confundir con el fenómeno cadavérico. La pérdida de temperatura del cadáver es constante, pero su marcha es muy variable.

Tomando los términos medios, se considera que en las primeras horas es lenta (medio grado por hora), para aumentar en las siguientes y hacerse más lentas después de la octava. Se considera también que la disminución de un grado es de un grado por hora; que el equilibrio con la temperatura ambiente tarde de veintidós a treinta horas; que ella es de veinte grados a las veinte horas, etc. (Borri, Guillemot, Taylor, Bouchut, etc.).

La iniciación y la marcha de este proceso varían según diversas causas. Retardan el enfriamento: la buena salud anterior al fallecimiento, la muerte brusca, el calor ambiente, la enfermedad febril -en el tétanos, la meningitis, etc, suele persistir la fiebre en el cadáver-, el estar cubierto o vestido, la permanencia en una habitación cerrada.En cambio, hacen más rápido el fenómeno: el estado de debilidad anterior, la enfermedad grave, la agonía prolongada, el frío ambiente, la intemperie.


De "Medicina Legal" del Dr. Nerio Rojas (III edición) ; Editorial El Ateneo, Buenos Aires, 1947.

martes, 22 de mayo de 2012

Desgracias de que están libres los naturistas



UN HORRIBLE ACCIDENTE

En Buenos Aires, tres niños del señor Hermann Wartz, se asfixiaron con gas de alumbrado, por haber un escape en la habitación en que dormían. Los dos mayores -varones- están graves; la menor -una nena de seis años- ha muerto.

Si esos niños hubieran dormido con las puertas abiertas, el gas no los hubiera asfixiado. La verdadera causa del mal no es pues el escape sino la falta de ventilación. Sus propias emanaciones y el empobrecimiento progresivo del aire, minaba también, aunque más lentamente, la vida de los pobres niños. Esta desgracia es una de las tantas que hay que atribuir a la falta de conocimientos naturológicos.

¡Cuantos médicos habrán visitado la casa, sin ocurrírseles jamás iniciar al señor Hermann Wartz en un conocimiento tan elemental y tan necesario, como el de la higiene de la respiración! En cambio ningún naturista hubiese olvidado ese detalle.


De la revista naturista "Natura"; Año V, Núm. LIII, p.119; Montevideo, mayo de 1908.

domingo, 20 de mayo de 2012

Carta de pésame V: el Padre de Ravignan a la Señora Mariscala de Saint-Arnaud


Mariscal de Francia Jacques Leroy De St Arnaud (1798-1854)

Señora Mariscala,

Los pesares y las lágrimas de Francia se confunden con los de Vd. ¿Me permitiría Vd. unir a ellos el respetuoso homenaje de mi dolor y de mi simpatía? Otros hablarán del carácter firme y generoso, del valor y del talento militar, de la energía sorprendente del Mariscal. Prefiero más, Señora, en este momento no acordarme sino de la parte más pura de su gloria, y que fue, después de Dios, su obra: era cristiano. Vd., en su inmensa amargura y bajo del peso de esta irreparable pérdida, puede y debe a lo menos decirse, que sus oraciones y sus ejemplos habían traído aquella grande alma a la profesión más franca de la religión y al cumplimiento de todos los deberes que impone. 

Vd. sabe con que fidelidad caballeresca el vino a recibir el pan de los fuertes antes de su partida de París; él me escribía desde Marsella en vísperas de embarcarse, que se apoyaba con confianza sobre el socorro de Dios, sin el cual nada se puede. La enfermedad le instaba con sus angustias, le acompañaba en su admirable empresa. Dios quería un doble triunfo: la victoria de nuestras armas y la muerte de un héroe cristiano, sepultado, por decirlo así, en su gloria. Repose Vd., Señora, en este pensamiento: esta alma ha dejado a Vd. solamente por un tiempo. Vd. la había dado a Dios; Él acepta y la toma de nuevo, preparada y santificada por sus piadosas influencias. Vd. la hallará de nuevo un día; él no ha hecho más que adelantar a Vd. en la vía que le había abierto. Sus sentimientos de fe y de esperanza cristiana son los vuestros; ellos sostendrán a Vd. y la conducirán hasta el fin.

Pero vuestro dolor la abruma, bien lo siento; parece que nada puede suavizarlo; perdóneme Vd. me haya atrevido a hablar de ello. Vd. se dignará comprender la necesidad de mi corazón: lloro la muerte de un amigo; me ha sido necesario decírselo, recordando a Vd. lo que sabe bastante, que Dios era el refugio y el apoyo de las almas afligidas. Mis oraciones y mis pesares siguen los restos preciosos del Mariscal. Luego que yo sepa el regreso de Vd., me apresuraré a ir a llevarle mis profundos y dolorosos homenajes.

Dígnese Vd. aceptarlos, Señora Mariscala, con la expresión del afecto más respetuoso e inalterable, 

P. de RAVIGNAN


De "El Secretario Universal" por A. Armand Dunois; Casa Editorial Garnier Hermanos, París, 1884.

sábado, 19 de mayo de 2012

Post Mortem LIX



Este antiguo daguerrotipo forma parte de la colección del Museo de Orsay de París y está datado entre los años 1840 a 1850. Lo que se aprecia es un grupo de mujeres borrosas que rodean a otra nítida que yace en su lecho recientemente fallecida que nos mirada con una expresión helada y un tanto inquietante.

miércoles, 16 de mayo de 2012

Una madre famélica...



HORRIBLE TRAGEDIA

Una niña devorada por su madre

A principios del mes pasado se produjo en Marsella una tragedia espantosa. En agosto último fue trasladada a dicha ciudad, desde Burdeos, Hortencia Estival, joven de veinticuatro años, en compañía de su amante, llamado Balli, y cochero de oficio.

Hortencia que dió a luz una niña en setiembre, fue a pasara la convalecencia a casa de sus padres, de donde regresó a Marsella el 1 de diciembre. En vez del recibimiento cariñoso que esperaba, Hortencia se encontró con que Balli le dijo que sus relaciones quedaban rotas. Fue tan intensa la impresión que le causó el abandono de su amante que la infeliz perdió la razón. 

Por la noche, Hortencia, con su hija en brazos, bajó al jardín de la casa donde había alquilado una habitación para dormir. Lo que ocurrió en el jardín es tan horrible, que la pluma se resiste a describir la escena.

Después de desnudar Hortencia a su hija, empezó a devorarla. A los agudos gritos de dolor que lanzaba la tierna víctima, acudieron los vecinos, pero cuando llegaron, era ya tarde para salvar a la niña. Su madre le había arrancado a mordiscos las extremidades de cuatro dedos de la mano izquierda, el pulgar de la derecha, un carrillo, la nariz y la oreja izquierda.

Después de arrebatar de manos de la loca los restos ensangrentados de su hija, los vecinos buscaron por el suelo los miembros arrancados a la infeliz criatura, muerta ya a consecuencia de las atroces heridas. Solamente encontraron un pedazo de labio. La loca se había tragado todo lo demás. Conducida a la comisaría próxima, Hortencia gritaba frenética: - "¡Quieren quitarme a mi hija! ¡Prefiero comérmela! ¡Dejádmela!

A dura penas se pudo dominar a la demente, cuyo estado causaba espanto.


"El Día" de Montevideo; edición del 6 de enero de 1904.

martes, 15 de mayo de 2012

Harán estudio patrimonial en Cementerio Central




La Intendencia de Montevideo auspiciará un estudio sobre el patrimonio arquitectónico y escultórico del Cementerio Central.

El estudio será desarrollado por la profesora Josefina Sánchez Abal y dará continuidad al realizado en el año 2003 por el arquitecto Arturo Berro y José Monterroso.

El objetivo es realizar una publicación compilada de estos trabajos, que incluirá un análisis de los panteones y esculturas más destacado, con sus ritos y costumbres, junto a una genealogía de las personas enterradas.

sábado, 12 de mayo de 2012

Los últimos días de Rodó: Informe Oficial


José Enrique Rodó (1871-1917)

Las informaciones relativas al fallecimiento de Rodó en Palermo, llegaron a Montevideo dos días después del 1º de mayo de 1917. El gobierno presidido por el Dr. Feliciano Viera dispuso que los funcionarios diplomáticos acreditados en Italia, llevaran a cabo una investigación que permitiera establecer las causas del deceso.

El cónsul uruguayo en Nápoles, Alvaro Armando Vasseur, fue designado para dar cumplimiento a la misión. Al escribir sus memorias en la década del cincuenta (publicadas fragmentariamente recién en 1969), Vasseur estampará con indisimulada satisfacción: Telegrafiamos al Ministro en Roma a fin de que, estando enfermo, estando enfermo, vaya otro a hacerse cargo de tales tareas. Interviene entonces el Cónsul Enrique José Rovira, cuyo informe se transcribe, en lo sustancial, más adelante.

Los resultados de otra investigación de carácter particular, iniciada por un ex-crítico teatral de El Día, Julián Nogueira, fueron publicados en ese diario el 28 de enero de 1920. La crónica, de evidente tinte sensacionalista anunciaba, entre otras cosas, el hallazgo de un  certificado expedido por cierto médico de Turín o de Roma en el que había constado la impotencia sexual del escritor. Dicho documento nunca fue encontrado. El testimonio de Nogueira carece por ese y otros conceptos, de rigor e imparcialidad. El informe del cónsul Rovira es el siguiente:

Grand Hotel des Palmes. M.V. Marcucci y Paggiarin. Palermo. Dirección Palermo, mayo 6 de 1917. Los que suscriben propietarios del Hotel des Palmes en Palermo a pedido del Sr. Cónsul del Uruguay en Roma, en misión en Palermo, don Enrique Rovira, declaramos que:

El día 2 de abril a las 15.45 llegó a nuestro hotel el Sr. José Enrique Rodó, a quien le fue asignado el cuarto Nº 215, en el 2º piso. Al llegar quiso arreglar un precio de pensión al cual el mismo día renunció, declarando encontrarse imposibilitado de aceptar todas las comidas porque debía seguir un tratamiento especial y riguroso. En realidad de su aspecto cualquiera comprendía deberse tratar de una persona enferma, flaca, caminaba lentamente apoyándose en un bastón. Era bastante descuidado en su persona. El Sr. Rodó vivía muy poco en el hotel, pasaba la mayor parte del tiempo afuera y se mostraba muy reservado. Pasaron así diversos días. 

Pagó regularmente las primeras dos cuentas semanales, y proseguía sin pagar la tercera. En la cuarta semana de permanencia en nuestro hotel modificó sus costumbres, se detenía en el propio cuarto, tomaba café y varias veces en el curso del día bajaba en el hall donde se hacía servir algún caldo y huevos. El día 29 de abril no salió de su cuarto, tomó un solo café y parecía muy enfermo. Se le preguntó si tenía necesidad de la asistencia de un médico, ofrecimiento que fue rechazado y nada más pidió durante el día. 

Solamente a la hora 22, más o menos, la sirvienta oyó que el Sr. Rodó se lamentaba acusando fuertes dolores. La sirvienta misma nos advirtió enseguida y nosotros fuimos al cuarto donde encontramos al Sr. Rodó en un estado más bien grave, tanto que él mismo manifestó el deseo de que se llamase enseguida a un médico. Llamamos telefónicamente a nuestro profesor, pero no encontrándose en casa, una persona del hotel fue a buscar a otro sanitario.

Mientras tanto se trasladaron al cuarto del Sr. Rodó, llamados por los lamentos, diversos clientes nuestros, quienes nos ayudaron a envolverlo en paños calientes y a poner en la cama botellas de agua hirviente y esto porque el Sr. Rodó en un estado de fuerte frío. A las 23 horas llegó el médico, doctor Sapuppo, quien juzgó grave el estado del Sr. Rodó, siguió en la aplicación de paños calientes, practicó inyecciones excitantes, aplicó dos ventosas, y nos aconsejó de transportarlo enseguida al hospital donde el enfermo recibiría mejores asistencias, tanto más en cuanto el señor Rodó continuaba a emitir lamentos sin hablar, excepción hecha de algunas palabras truncas como "dolore", "grazie". Enseguida fuimos a buscar un medio de transporte y lo encontramos en la Cruz Roja.

En una litera, donde nosotros mismos lo colocamos con todos los cuidados del caso, fue transportado al Hospital de San Saverio, donde fue aceptado enseguida y recibido en una sala. El médico de servicio que hizo en el primer momento una visita sumaria, juzgó tratarse de fiebre tifoidea o de meningitis cerebro-espinal, encontrando síntomas de dichas enfermedades.

Después de salido el Sr. Rodó, cerramos el cuarto abriéndolo solo a nuestro regreso del hospital para depositar el colchón y la ropa blanca usada en el transporte. En la suposición de que el Sr. Rodó fuera de nacionalidad argentina, nos trasladamos al Consulado de este país, en la mañana del 30 de abril, siendo recibidos por el vice-cónsul para que nos acompañara al hospital a fin de tratar de hablar con el Sr. Rodó y para informarnos de su estado de salud. En el hospital encontramos al mismo médico que había visitado al enfermo la noche anterior, quien nos informó del estado gravísimo del Sr. Rodó, entrando ya en el período comatoso.

La dirección del hospital de San Saverio para asegurarse si se trataba de un caso de meningitis cerebro-espinal hizo practicar al enfermo una inyección lubal, la que dio resultado negativo. Quedaba pues, la diagnosis de fiebre tifoidea y más preciso de Tifus Abdominal. Según el médico del hospital ninguna asistencia favorable podía prestarse al enfermo. Entretanto el vice cónsul llamaba a Palermo al titular.

A las 6 del día 1º de mayo vinieron agentes de la Oficina de Higiene para la desinfección de la ropa del Sr. Rodó y del cuarto; desinfección a la cual asistió nuestro socio, el Sr. Manfredo Paggiarin. Buscando en los trajes que habitualmente usaba y antes de mandarlos a la estufa para la desinfección, en un bolsillo interior del chaleco se encontró en un sobre de papel la suma de 3.000 liras en billetes de bancos italianos, quince liras en una cartera negra con monograma y 27,70 liras en monedas de plata y cobre, por una suma total, pues, de 3.042, 70 liras.

En el mismo bolsillo interior del chaleco y en el mismo sobre se encontró también el pasaporte del Sr. Rodó por el cual conocimos ser nuestro cliente de nacionalidad uruguaya y no argentina, como creíamos. Conocida la ciudadanía del Sr. Rodó, nos apresuramos a ponerla en conocimiento del Consulado, o mejor dicho, del titular del Consulado argentino. El cónsul no quiso tomar a su cargo las gestiones que eran del caso no siendo de su competencia, y nos aconsejó dirigirnos al Consulado de Uruguay en Palermo, representado por el Sr. Comendador Ahrens.

Telefoneamos a dicho señor, sin obtener mejor resultado, declarándose el señor Ahrens que no tenía más a su cargo los intereses del Uruguay y que en Palermo no existía consulado. Entretanto fallecía el Sr. José Enrique Rodó, a las 10.30 del día 1º de mayo de 1917.

Dos meses más tarde hubiera cumplido cuarenta y seis años. De acuerdo a las anotaciones llevadas por Rodó en su Diario de salud, y a los exámenes a que fue sometido en Italia, puede afirmarse que la enfermedad fatal fue una nefritis.


De "José Enrique Rodó", Colección Figuras, de Wilfredo Penco; Editorial Arca, Montevideo, 1978. 

martes, 8 de mayo de 2012

La muerte de Marat



Autor: Jacques Louis David (1748-1825)
Título: La muerte de Marat
Técnica: Óleo sobre lienzo
Medidas: 1,65 x 1,28 m
Fecha: 1793
Ubicación: Reales Museos de Bellas Artes, Bruselas.

Indudablemente, esta es una obra que representa un paradigma en el ámbito de la pintura histórica mundial. David elige la revolución como tema artístico. La información que aporta, por su actualidad, puede equipararse a una crónica de periódico.

Marat fue un revolucionario crítico, que pertenecía a la Convención como diputado jacobino. Vivía pobremente, todas sus ganancias las entregaba a las causas solidarias, su casa siempre estaba abierta a los demás. Le llamaban "Amigo del pueblo". Marat tenía una enfermedad de piel que le obligaba a tomar baños frecuentes para aliviar sus picores. Una de estas ocasiones fue aprovechada por Charlotte Corday para proceder a su asesinato. Ella pertenecía a círculos girondinos (contrarios a los jacobinos en la Revolución Francesa). Charlotte abusó de la confianza de Marat y mientras se disponía a leer la carta, le asesta una puñalada para dar fin a su vida.

David no ha elegido el momento de la violencia, sino que prefiere el momento final. Elige un momento sereno para una pintura de silencio que acompañe a la muerte. Así el tema se convierte en un monumento sagrado.

Marat está en una postura digna, su brazo recuerda al de la Piedad de Miguel Ángel.  Hay rasgos que evidencian un lenguaje marcadamente cristológico. El rostro de Marat no presenta dolor, sino que en su boca incluso se esboza una leve sonrisa, una expresión serena, más bien de puro placer físico y moral de haber sido sacrificado por una buena causa. David hace un intento de sacralización de lo laico.

 Marat aparece rodeado de los instrumentos que le caracterizan, la tinta y la pluma. Aparecen algunas gotas de sangre. Al lado de su cuerpo muerto hay una caja que ya apuesta por la simplificación y la anulación del detalle excesivo. Prima la simplificación, la desnudez ideológica y política frente a la memoria del pasado. Lo único ornamental es la palabra del amigo A Marat. David. Año II.

El pathos romántico gana la partida al clasicismo. Por la gran cantidad de significados universales que aporta, esta obra es un gran hito de la pintura política.


Escrito por la Prof. Beatriz Aragonés Escobar, licenciada en Historia del Arte, a quien agradezco su gentileza.

domingo, 6 de mayo de 2012

Una curiosa partida de defunción



El día veinte y cinco de este mes de Mayo (1) expiró en estas Provincias del Río de la Plata la tiránica jurisdicción de los Virreyes, la dominación despótica de la Península española y escandaloso influjo de todos los españoles. Se sancionó en la Capital de Buenos Aires por el voto unánime de las corporaciones reunidas en Cabildo abierto una Junta superior independiente de la Península y de toda otra dominación extraña bajo el solo nombre del Señor Don Fernando VII; de este modo se sacudió el insoportable yugo de la más injusta y arbitraria dominación; y se echaron los cimientos de una gloriosa independencia que colocará a las brillantes Provincias de la América del Sud en el rango de las naciones libres y les dará una representación nacional a la par de los más grandes imperios del globo.

(1) La presente anotación manuscrita del párroco Pbro. Tomás Javier de Gomensoro, corresponde a 1810, año al que denomina "primero de nuestra libertad".


LIBRO 1º DE DIFUNTOS, f. 85, de la Parroquia de Santo Domingo de Soriano.

sábado, 5 de mayo de 2012

La lapidación de San Esteban




Fresco del Martiro de San Esteban, procedente de San Juan de Bohí; finales del siglo XI o comienzos del XII (Museo de Arte de Cataluña, Barcelona).

Esta pintura al fresco, que reproduce la escena de la lapidación del diácono protomártir, es considerada como una de las muestras más impresionantes del arte pictórico románico en Cataluña, a través de los frescos murales de sus iglesias.

El dinamismo de la escena queda reforzado por el cromatismo y el símbolo de la bendición divina, y por el estilo de la composición, notoriamente arcaico. Tales características confieren a esta obra, concebida con gran sobriedad, fuerza expresiva.

El tema ya fue tratado en pinturas murales de la época carolingia, y en esta representación del mismo parecen evidenciarse influencias de las miniaturas de los códices. Se ha especulado acerca de un posible enlace entre las pinturas que ornaron el interior de la iglesia de San Juan, en Bohí (Pirineo leridiano), con las descubiertas en Vicq (departamento del Indre, Francia), lo que sólo partiendo de una fuente estilística común parece ser cierto.

Una especie de grafitto con el nombre Teodoros (en caracteres griegos), junto a esta escena, difícilmente podrá tomarse como firma del autor.