A fines del siglo XVIII y principios del XIX hubo una auge impresionante del galvanismo, teoría de Luigi Galvani según la cual el cerebro de los animales produce electricidad que es transferida por los nervios, acumulada en los músculos y disparada para producir el movimiento de los miembros. Esta singular
teoría recorrió los claustros universitarios europeos y americanos.
Los experimentos con animales, y hasta con cadáveres humanos, alentaban
la secreta esperanza de que, mediante la electricidad, pudieran sanarse
enfermedades que provocaban parálisis y aún reanimar un cuerpo muerto. La ilustración que mostramos data de 1804 y muestra algunos de esos grotescos experimentos con cadáveres.