En el siglo XIX la fotografía post mortem era algo habitual, al igual que poner la causa de la muerte en los obituarios. Esto seria de muy mal gusto en nuestra época pero no lo era de ninguna manera en ese entonces. Los resultados son variados, algunas son verdaderas obras de arte que tratan de darle "vida" al cadáver y asombra ver como parecen lograr ese efecto. En otros casos el resultado es realmente patético y grotesco. Sea como sea me resulta fascinante investigar en esta faceta increíble de la fotografía y sucesivamente iré subiendo fotos para ver esas expresiones congeladas para siempre y que nos miran a través del espacio y el tiempo.
En esta fotografía se puede apreciar claramente que quienes la tomaron y encargaron pretendían que el bebé no mostrara ningún signo de su fallecimiento. Para ello se trabajaron especialmente los ojos, que quizá estén también retocados a mano a posteriori. El efecto macabro lo ocasiona la inexpresividad del niño. Es difícil hacer a un muerto sonreír por la rigidez postmortem.
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