jueves, 7 de noviembre de 2013

El juicio de los muertos

 
Morir es separarse el alma del cuerpo. Todos hemos de morir una sola vez; no sabemos cuándo, ni cómo, ni en dónde. Si esta vez erramos el paso, lo hemos errado por toda la eternidad. Debemos, pues, estar siempre bien preparados para morir en gracia de Dios. Después de la muerte, inmediatamente tendrá lugar el juicio. El juicio es la cuenta que el hombre debe dar a Dios y la sentencia del Divino Juez.Todos los hombres hemos de ser juzgados dos veces: la primera en la  hora de la muerte; la segunda al fin del mundo. En estos juicios se examinarán todos los pensamientos, deseos, palabras, obras y omisiones de cada hombre, desde el primer instante del uso de razón hasta el momento de la muerte. El juicio de la hora de la muerte se llama particular, porque es de una sola persona. El juicio del fin del mundo se llama universal, porque será de todos los hombres. La sentencia del juicio particular es irrevocable. La sentencia del juicio universal será la confirmación de la del juicio particular. Cuando uno muere, el alma va al Cielo o al Purgatorio, o al Limbo de los niños, o al Infierno.

Del libro "Instrucción Religiosa: el Cristianismo, sus dogmas, oraciones, mandamientos y sacramentos"; Librería del Colegio Pío IX, Buenos Aires, s/f.

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