El arrepentimiento cristiano halla adecuada expresión poética en el siguiente soneto del poeta español Miguel del Palacio (1831-1906).
Pequé Señor, más no porque he pecado
De vuestra alta clemencia me despido,
Que cuando más hubiere delinquido
Os tengo a perdonar más empeñado.
Si verme pecador os ha indignado,
Cederéis al mirarme arrepentido;
La misma culpa con que os he ofendido
Os tiene a la indulgencia preparado.
Cuando vuelve al redil de sus amores
Una oveja perdida y recobrada,
En júbilo se inundan los pastores.
Yo soy, Señor, oveja descarriada,
Mirad, Pastor divino, mis dolores,
Y recobradme al fin de la jornada.
1859
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