Hoy vamos a intentar rescatar del olvido un suceso tragico ocurrido en el año 1865 y que conmovió enormemente al Salto Oriental. He aquí la crónica de los hechos según lo relataba el diario Tribuna Salteña en un suplemento especial del 18 de julio de 1930:
"La presente nota gráfica, en la que aparecen los cadáveres de seis personas, recuerda una penosísima tragedia ocurrida en uno de los pasos del arroyo San Antonio, donde perecieron ahogadas esas personas, que iban de viaje en una diligencia. La N° 1 corresponde a la señora Victoria V. de Carini, la N° 2 a una niña de Carini, la N° 3 a Pedro Banetti, italiano; la N° 4 a la señora de don Ambrosio Minoga, italiano; la N° 5 a don Ceferino Baltar, argentino; la N° 6 a una señora italiana cuyo nombre se ignora. La señora Carini era propietaria de los edificios de la hoy calle Brasil desde el Mercado Central hasta la ferretería de Cesio e Irazusta. Por tratarse de personas conocidísimas y muy vinculadas en la ciudad, cuando llegó la noticia de que habían perecido ahogados, a causa de una gran creciente del arroyo San Antonio, el conocimiento del hecho produjo una gran impresión. Creemos oportuna esta ocasión para recordar, entre otros hechos del Salto antiguo, este doloroso acontecimiento del que han de conservar algún recuerdo ciertos antiguos habitantes de la ciudad. El hecho se produjo en (ilegible) del año 65".
El documento gráfico que acompaña a la nota es impresionante pues muestra a los seis cadáveres expuestos ante unos pórticos con arcos de estilo ojival, que quizás sean parte de las naves de la antigua Iglesia de Nuestra Señora del Carmen (demolida en 1889) o bien un panteón del Cementerio central de la ciudad (inaugurado en 1853). Cabe recordar que en esos momentos se desarrollaba la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay y ocurría el asedio de Paysandú y eso significaba una gran actividad para el puerto de Salto, atestado de veleros y vapores con soldados, suministros y mercancias en tránsito. Sobre este asunto señalaba el periódico El Salteño en 1865:
"Asombroso movimiento presenta nuestro puerto; hay en él más de cuarenta buques de cabotaje en cargas y descargas y ocho de la marina brasileña. Es una verdadera Babilonia... Faltan carretas para transportar las grandes cantidades de mercaderías... Los carreros se han hecho dictadores de la situación..."(1) En consecuencia, el negocio de las diligencias, en la época anterior a los ferrocarriles, se hizo muy próspero como señala esta reseña:
"Se fundaron empresas de diligencias que recorrían la campaña, hasta Santa Rosa, San Eugenio, Rivera, Tacuarembó y otros puntos intermedios. Los artículos de comercio y las cargas eran conducidos en grandes carretas que a veces formaban un grupo de veinte o más, constituyendo una población ambulante en la que acompañaban al carretero, la mujer, los hijos, etc. Estas carreterías volvían cargadas de cueros, lanas y otros frutos del país, para los grandes depósitos de los barraqueros. Al llegar al Salto, el punto designado para las carretas era la Plaza Libertad, (hoy Plaza de Deportes) donde a veces se reunían cerca de cien, imprimiendo en aquel punto un movimiento e importancia de un pueblo eminentemente comercial".(2)
Podemos imaginar largas caravanas de carretas y diligencias recorriendo lentamente los polvorientos caminos la campaña del departamento y muchas veces aventurándose a cruzar los arroyos y cañadas crecidos en una época en la cual los puentes eran casi inexistentes en nuestro país. Los accidentes no eran infrecuentes y seguramente este fue uno destacado dado que se trataba de personas muy conocidas y queridas por la sociedad salteña. Además tenían un cierto nivel social dado que eran propietarios de varios inmuebles la ciudad y acaso de negocios o campos, cosa muy frecuente entre los inmigrantes italianos de la época. Posiblemente esto motivara sus viajes en diligencia al interior del departamento. Por otra parte, tampoco es posible precisar a que altura del arroyo se produjo la tragedia dada la falta de referencias de la época, ya que aún no había sido fundado el pueblo de San Antonio, ubicado a unos 13 km. de la capital salteña, cosa que recién ocurriría diez años más tarde, en 1875.
Otro aspecto interesante que he podido rastrear es que en el año 1865 se produjo una gran epidemia de viruela en el Salto Oriental, seguramente traída en los barcos cargados de soldados brasileños que provenían de las campañas en el Paraguay. Al respecto, una reseña de la Junta Económico Administrativa señalaba lo siguiente: "El 24 de junio, por ejemplo, se produjeron 15 defunciones sólo de individuos del ejército brasileño; el día 26 otros tantos; 10 casos el 27; y así en proporción variable hasta que julio con sus heladas y sus glaciales vientos, hinchó considerablemente las cifras: el 1° fallecieron 17; el día 3 sucumbieron 20; el 15, 22; y el 17, 29".(3) En definitiva, el balance del año 1865 ha sido nefasto para el país, pues ha estado signado por guerras, revoluciones, epidemias y tragedias.
De momento no he podido encontrar más información acerca de este antiguo caso que ha quedado oculto en la oscuridad de los tiempos. En los próximos meses voy a continuar investigando para intentar arrojar algo de luz de este suceso impresionante que conmovió a la opinión pública de la tranquila y prospera ciudad del Salto Oriental de hace ciento cincuenta años.Aprovecho para agradecer la gentileza que ha tenido el bloguero salteño Pablo Villaverde que me hizo llegar la nota de prensa con la fotografía. Desde ya recomiendo muy especialmente su blog dedicado a temas del pasado, presente y futuro de Salto.
(1) Citado por el libro conmemorativo "Salto en su Centenario 1837-1937", obra dirigida por A. Lagrilla Yrazú, L. Guimaraens y H. Tafernaberry. Talleres Gráficos A. Barreiro y Ramos, Montevideo, 1937, pág. 127.
(2) Obra citada, pág. 66-67.
(3) Obra citada, pág. 28.
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