El famoso patólogo y criminólogo italiano Cesare Lombroso (1835-1909) fue el iniciador de la escuela positivista de la antropología criminal. Dedicó una larga investigación al estudio minucioso de centenares de delincuentes italianos y fruto de ello fue su doctrina del "hombre delincuente", al cual consideró como una variedad antropológica con caracteres específicos, dentro de los cuales destacó, ante todo, los signos o estigmas físicos. Esta descripción del tipo criminal, lo llevó también a proponer su origen o etiología, todo lo cual constituye un cuerpo más o menos definido de doctrina, que él mismo fue modificando y que su escuela perfeccionó y completó con Ferri y con Garófalo. En el siglo XX, con el auge de la teoría psicoanalítica de Freud, sus idea del hombre delincuente, basada en la pseudociencia de la frenología, cargada de prejuicios xenófobos y sin fundamentos científicos serios, fue totalmente rebatida por la escuela criminológica moderna. Parece una broma macabra que su cabeza haya sido preservada en formol, tal como su escuela hacía con los delincuentes ajusticiados.
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