Una característica de los últimos tiempos medievales fue el recrudecimiento de las habituales epidemias. Mientras la "malaria", es decir el "aire pestilente" de los italianos (paludismo), la lepra, el tifus, la "influenza" (denominación de origen astrológico de nuestra gripe), el "fuego de San Antonio" (ergotismo) continuaban su acción; en el siglo XIV Europa es invadida por la "Muerte negra" (peste bubónica de tipo pulmonar), que provocó un verdadero hiato en la historia europea. Nacida hacia 1333 en la región central de Asia, penetró en Europa vía Mediterráneo y vía Rusia, asolando a sus habitantes hasta el mar de Irlanda durante cuatro años. Alcanzó su clímax en 1348.
Se ha dicho que pereció la cuarta parte de la población por la peste, dato quizás exagerado, aunque cabe tener en cuenta que el siglo XIV fue un siglo de calamidades: hambrunas, guerras y revueltas pudieron debilitar las defensas orgánicas, en tiempos en que la población, en especial la urbana, no estaba en condiciones de protegerse de las enfermedades infecciosas, cuya difusión era facilitada por un tráfico incontrolado.
Muchos médicos se ocuparon de la peste e investigaron sus causas, atribuidas en general a factores astrológicos, cuando no a los judíos. La Muerte negra actualizó la idea de contagio, del carácter contagioso de ciertas enfermedades y de las medidas de aislamiento que se habían puesto en práctica en el caso de la lepra y que, inhumanas como fueron, había librado a Europa del mal. El hecho es que a fines del siglo XV aparece la actual "cuarentena", así como algunos intentos de legislación sanitaria.
Otra epidemia, más bien curiosa, conocida en la antigüedad pero que la Muerte negra actualizó confiriéndole caracteres psicopáticos fue el "Baile de San Vito" (corea) que degeneraba en frenéticos bailes colectivos y que en Italia, donde se suponía que era provocada por una tarántula y se curaba con música, dio lugar a una composición musical: la "tarantella".
De "Historia de la Medicina" por José Babini; Editorial Fundación Argentia, Buenos Aires, 1980.
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