Cuando los cadáveres, sean de adultos o de niños, aparecen retratados con los ojos abiertos, adquieren un aspecto mucho más impresionante. Será por aquello de que "los ojos son el espejo del alma". Pero sí a eso le agregamos la boca abierta, entonces el aspecto se vuelve inquietante y a veces aterrador. Sin embargo, en este caso, por tratarse de una niña, todo lo desagradable se ve atenuado en favor de un aspecto tranquilo y extático, como si ella ya estuviese ingresando en el Eliseo...
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