La muerte, es el último proceso biológico natural de un organismo. Biológicamente, la muerte natural es la muerte por senectud, proceso letal que se ha desarrollado lentamente. El concepto vulgar de "muerte natural" se opone al de "muerte accidental". Cuando una persona fallece inesperadamente se habla de "muerte repentina", biológicamente no es una muerte natural, si no producida por un proceso patológico oculto y manifestado de manera fulminante. Cuando en un animal superior, comprobamos el cese de sus movimientos respiratorios y cardíacos, decimos que ha muerto. Esta muerte individual no significa la muerte simultánea de sus tejidos. La uñas y los pelos de un cadáver continúan viviendo un tiempo, los leucocitos continúan deambulando por entre las células, excitando un músculo se contrae, etc.
Es decir que la muerte individual, señala el cese del funcionamiento armónico y total de un complejo mecanismo, pero no significa la muerte de cada uno de sus integrantes, que tienen una sobrevida más larga. Biológicamente la muerte no es el fenómeno brusco, integral, que supone el vulgo, es por el contrario un largo proceso, en el trancurso del cual se produce la sucesiva muerte de las células, hasta que lo hacen todas. Hay pues, una gran diferencia y media un lapso grande, entre la muerte individual y la muerte celular. La muerte individual no es más que un proceso de desorganización, que señala el fin de un ser viviente, en cambio la muerte celular es la destruccción natural del protoplasma, producida después del deceso del individuo y que puede realizarse en determinados tejidos, sin afectar la vida del conjunto (cornificación, lignificación, etc.)
Del libro "Biología" de V. Héctor Vacarezza. Libreros editores: A. Monteverde y Cía, "Palacio del Libro". Montevideo, 1953.
No hay comentarios:
Publicar un comentario