Una campesina de la Florida está frente a su choza dale que dale con la azada. Un vecino pasa por allí y le dice: - ¡María Eufemia! No hay en el pueblo quien no sepa que el Gobierno acaba de avisarte que mataron a Santiago en la guerra. Y usted ahí, cavando como si el muerto no fuera su hijo. ¿Qué dirán los que la vean? Francamente, no me parece bien.
- Amigo -contesta ella mirándole la cara-: le agradezco la buena intención; pero usted no se da cuenta. Esta tierra es de Santiago. El gozaba viendo crecer aquí lo que había sembrado para que sus hermanitos y yo tuviéramos que comer. Esta azada, también es de Santiago. Y mire usted, al cavar con ella, me parece que siento debajo de mis manos esas manos tan rancias de mi hijo, y que lo oigo a él diciéndome: "Así se hace madre, así se hace". No le puedo costear a Santiago ni una mala lápida. Lo único que puedo hacer en recuerdo de ese hijo, es labrarle la tierra, en vez de estarme mano sobre mano, metida en un rincón llorando. Conque, si a usted le parece, seguiremos cavando...
Colaboración de Don Blanding, para una edición especial intitulada "Selección de Selecciones del Reader´s Digest" del año 1944.
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