Igualmente meticulosos se mostraban los patricios en sus ritos funerarios. El cadáver embalsamado del difunto era llevado en procesión con su mismo lecho mortuorio, precedido de músicos y plañideras, lloronas que desempeñaban su oficio en los duelos arañándose la cara y arrancándose los cabellos. Pero sólo los patricios tenian derecho a exhibir las cabezas de cera de sus antepasados en el fúnebre cortejo. Diferencias litúrgicas se revelaban también en el acto de los funerales. Mientras los patricios mantenían el procedimiento de cremación y se enterraban en pequeñas urnas colocadas en una sala o columbario, llamada así por parecerse al lugar donde hacían nidos las palomas, los plebeyos se enterraban en cajas en el suelo.
De la "Historia del Mundo" (Vol. 2) de José Pijoán; Salvat Editores, Barcelona, 1968.
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