Mottet refiere la observación de un adolescente que se acusaba de haber matado a su hermana llenando la habitación con óxido de carbono, fabricado por él mismo en una habitación vecina, y libertado cerca de la víctima mediante un tubo de caucho adaptado al matraz generador del gas. Muy ufano de sí mismo, detallaba el procedimiento de fabricación, tomado de la lectura de los libros de su padre, farmacéutico. Devuelto una primera vez a su familia, se fué a buscar al jefe de Seguridad, al que refirió su pretendido crímen. Remitido a la cárcel preventiva, repitió con satisfacción los detalle de su fratricidio. Cuando vió que no se le creía, y que se le mantenía en una celda, confesó al cabo de cinco días que no había cometido el acto del que se acusaba, y que su hermana había muerto como consecuencia de una larga enfermedad.
De "La infancia irregular" por L. Bourrat, J. Dechaume, R. Gallavardin y otros; Editorial Kapelusz, Buenos Aires, 1958.
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