Pobre, olvidado y abandonado de todos, exhalaba Cristobal Colón su último suspiro en Valladolid, el 20 de mayo de 1506. Fue enterrado con su hábito de franciscano en un monasterio de aquella ciudad, desde donde fueron sus restos trasladados a Sevilla y, por fin, en 1537, a la catedrall de Santo Domingo. Descubiertos en 1798, se dispuso su transporte a la catedral de La Habana, donde permanecieron hasta 1898 en que, al perder España la isla de Cuba, fueron recogidos y enviados a la catedral de Granada, donde hoy se hallan, junto al sepulcro de los Reyes Católicos.
De "El Tesoro de la Juventud, o Enciclopedia de Conocimientos" (Tomo IX); W. M. Jackson, Inc. Editores, s/f.
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