Durante los 10 primeros siglos de la Era Cristiana y en la Alta
Edad Media (desde el s. V hasta el XIII), la muerte era percibida como
algo natural, cercano y familiar, es decir estaba “amaestrada” según
una acertada expresión de Pfilippe Aries, sociólogo francés
contemporáneo. Durante todo este período, todos tenían tiempo
suficiente para prepararse a morir, para conocer que su fin estaba
próximo, y éste reconocimiento era espontáneo, surgía de dentro, de la
intuición. Los seres humanos admitían sin reservas las
leyes de la naturaleza y la muerte era considerada una más, siendo
aceptada con humildad. Esta actitud de familiaridad con la muerte solo
era revestida de la solemnidad necesaria, mediante ciertas ceremonias,
para resaltar la importancia de la etapa más crucial de la vida: la
muerte.
LA CEREMONIA
- Se moría de forma sencilla
- La habitación del enfermo era un lugar público. De hecho estaba muy valorada la presencia de amigos, niños y familiares (hasta el s. XVIII no existe en el arte una habitación de un moribundo que no tenga niños).
- Fueron los médicos, a finales del s. XVIII, los que empezaron a interesarse por la higiene y pensando que el aire era beneficioso para el enfermo, los que intentaron impedir la afluencia de personas alrededor del agonizante.
- Los sacerdotes insistían en lo mismo, porque entendían que la soledad favorecía la comunicación con Dios.
- Durante la primera o Alta Edad Media, el moribundo debía efectuar, ciertos ritos, en una ceremonia pública presidida por el propio enfermo.
- El ritual se iniciaba con un recuerdo triste, de todo aquello que se había disfrutado y se iba a dejar. Después tenía que solicitar el perdón de los suyos y mandaba resarcir los daños que hubiera causado. Tras esto venía la oración, único acto eclesiástico del ceremonial y después era impartida la absolución.
- El sacerdote incensaba el cuerpo y lo rociaba con agua bendita, acciones que repetía una vez más cuando el cadáver iba a ser enterrado.
LAS EXEQUIAS
- Tras la muerte comenzaban las exequias que constaban de 4 partes:
- DUELO
- ABSOLUCIÓN.
- CORTEJO
- INHUMACIÓN
LA SALVACIÓN DEL ALMA
- En la Alta Edad Media la Iglesia había dispuesto la salvación del alma para aquellas personas que renunciaran a sus bienes materiales.
- Así los ricos del s. XIV, que hasta la época de la revolución industrial, no tenían dónde invertir sus beneficios, emplearon sus fortunas en crear fundaciones caritativas de toda índole, empobreciendo así a sus herederos, además de pagar cientos de misas que se sucedían sin interrupción desde la agonía hasta días o semanas posteriores. De esto vivía un clero casi especializado.
- Las misas en cadena no tenían relación con los funerales, porque éstos al principio eran laicos. Pero a partir del s. XIV se oficiaran 3 misas en el altar mayor con el cadáver delante en lugar de ser llevado rápidamente al entierro.
- La costumbre se extendió a lo largo del s. XVII, siglo en el cual el “servicio”, como eran llamadas esas misas, se quedó en una sola casi siempre con el cuerpo presente.
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