Pecaríamos de injustos si no publicáramos algunas líneas y si, en forma gráfica, no diéramos a luz, algo que recuerde, con el ilustre muerto el suceso culminante, cuan luctuoso, de actualidad. De Diego Lamas se trata; del partidario fiel y convencido, del caudillo y militar abnegado y sufrido que entre sus grandes dotes, para nosotros, extraños en la ocasión presente a las agitaciones políticas, contaba, las de su caridad y humanos procederes con el vencido.
Justo es decirlo, en el ejército en que actuaba como un primer factor, el ilustre caudillo, víctima de desastroza caída en la mañana infausta del 20 de mayo último, no sonaron más descargas antes ni después de la lucha, que los que anunciaban a su ejército hambriento, pero, ahíto de gloria, la muerte a plomo, del ladrón y el asesino, aun cuando surgiera el crímen, de su propia gente.
Reciban sus deudos, sus partidarios y compatriotas, pues, que las glorias nacionales son del país y no de partido alguno, nuestra sincera condolencia, en honra y prez y por la memoria del ilustre caudillo. El grabado de la página 18 es la imagen más acabada del imperfecto. Es un trabajo verdaderamente artístico, como todos los que exhibe nuestra revista.
De la revista "Mercedes Ilustrada" N° 2; 20-VI-1896
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