sábado, 20 de octubre de 2012

La muerte exhibida y aceptada



La sensibilidad "bárbara" convivió con la muerte como hecho familiar y frecuente, recordemoslo. La tasa de mortalidad alcanzó de seguro cifras anuales en torno al 30 por mil habitantes, el triple de los actuales y en períodos de peste -1857 en Montevideo, por ejemplo- la fiebre amarilla diezmó la capital. Empero, en períodos normales, la "sensibilidad bárbara" no solo aceptó sino que promovió la convivencia de todas las formas imaginables de lo macabro: 

Los cadáveres eran llevados para las misas de cuerpo presente a las iglesias, las calaveras  los huesos a menudo se encontraban esparcidos en el suelo o a la vista del público en los nichos abiertos de los cementerios del interior y de Montevideo; a veces la gente convivía con sus propios ataúdes o los huesos de sus parientes; la prensa exhibía tibias y calaveras en grabados que acompañaban los avisos mortuorios; las revistas literarias contenían casi siempre artículos o cuentos macabros; y los objetos fúnebres -ataúdes, crespones, coronas, etc.- eran avisados en los diarios y en los escaparates de las tiendas con total "impudicia", como dirá luego la sensibilidad "civilizada". La muerte era un hecho frecuente en esa sociedad, pero su cultura, en vez de ocultarlo lo exhibió.

De "Historia de la sensibilidad en el Uruguay: tomo I: la cultura bárbara, (1800-1860)" de José Pedro Barrán; Ediciones de la Banda Oriental, Montevideo, 1997.

No hay comentarios: