Par a apreciar mejor todavía las condiciones en que se ha producido
el decrecimiento de esta mortalidad, conviene analizar la marcha seguida
por la procedente de cada una de las principales enfermedades
del grupo. (Véanse Cuadro N.° 3 y Gráfico .11.). La mortalidad por tuberculosis, que es la más importante por la
altura y la constancia de sus cifras, dio una equivalente á 13
o b
%
de la mortalidad general en el primer quinquenio, cifra que en el
segundo descendió á 9 2 4
% es decir 3 8 2
% menos. En cifras absolutas
esto significa, que en el 2.° quinquenio se ha producido
una reducción media anual de 474 defunciones por tuberculosis
con relación á la cifra del primer quinquenio. En la difteria la cifra media anual de mortalidad, que en el primer
quinquenio fué de 579, en el segundo solo alcanzó á 257. Cada
año del 2.° quinquenio se economizaron 322 vidas.
La mortalidad media anual por viruela en el primer quinquenio
fué de 445 y en el 2." solo alcanzó á 65. Economía anual en el
segundo: 380 vidas.
En la mortalidad por tifoidea se redujo la cifra media anual de
un período a otro en 197.
En cambio la mortalidad por sarampión, escarlatina, tos convulsa y erisipela,
aumentó en el segundo quinquenio. El promedio anual de
la mortalidad por sarampión fué en éste de 99 defunciones y en
el 1.° de 94; en cada año del segundo se produjeron cinco defunciones
más que en cada uno del primero.
En la mortalidad por escarlatina la media anual del 2." quinquenio,
fué de 17 defunciones más que en el primero. La tos convulsa produjo en cada año del 2." quinquenio 11 defunciones
más que en cada uno del primero.
El aumento de la mortalidad anual de la erisipela fué solo de una
defunción por año.
De las enfermedades exóticas solo el cólera invadió nuestro país
durante el decenio; en el primer quinquenio produjo 241 defunciones
y en el segundo 107, aunque solo se hayan anotado siete
con esa designación.
Las cien restantes, por una aberración inconcebible,
fueron inscriptas con diagnósticos distintos. Por consiguiente,
cuanto se dice en general sobre las enfermedade infoctooontagiosas,
se refiere á las comunes, pues las exóticas nada, han
influido para modificar el valor de las cifras referentes al grupo.
Si bien de las cifras referidas no se puede tener la certidumbre de
una exactitud tan absoluta como fuera, de desear, porque las cifras
de la mortalidad sin asistencia médica revisten una importancia
que no se debe ocultar, no por eso se puede creer que las deducciones
apuntadas estén desprovistas de valor, pues la ['educción es
de tal magnitud que salva por completo la deficiencia, apuntada. Entre los otros grupos de enfermedades y otras causas de defunción,
hay también variaciones cuyo monto corresponde precisar aquí.
(Véanse el Cuadro N." 2 y Gráfico 111.)
Las defunciones por enfermedades de los aparatos circulatorio y genitourinario,
por accidentes y traumatismos y por otras enfermedades han sido
menos numerosas en el segundo quinquenio que en el primero. A
su vez las defunciones por enfermedades de los aparatos respiratorio
y digestivo, y del sistema nervioso, y las procedentes de homicidios y suicidios,
y de causas ignoradas por falta de asistencia médica, han aumentado
en los años del 2." quinquenio. En las del aparato circulatorio, la reducción media anual del 2.°
quinquenio fué de 65 defunciones. En las del génito-urinario de 18,
y en los accidentes y traumatismos de 20.
El aumento habido en los promedios anuales de las defunciones
del 2.° quinquenio en los otros grupos ha sido: en las enfermedades
del aparato respiratorio, de 271; en las del digestivo, de 11; en
las del sistema nervioso, de 38; en las defunciones por homicidios
y suicidios, de 27; y en las de causa ignorada por falta de asistencia
médica, de 1,065.
En el cáncer y la sífilis, cuya mortalidad no puedo ser comparada
de un quinquenio al otro, por no haber sido clasificadas sus
defunciones en el primero, se nota una progresión creciente en los
años del segundo, por lo que deben ser consideradas entre los últimos
grupos.
Las divergencias notadas entre el Departamento de Montevideo
y los de campaña, al estudiar el crecimiento de población, se
caracterizan más aún cuando se hace el estudio comparado de la proporción
que corresponde á cada una de estas regiones, en la formación
de las cifras de la mortalidad de la República.
La mortalidad general del primer quinquenio, cuyo índice medio
anual es de 18" u
%o , toma del Departamento de Montevideo 7- 7
y
de la campaña 11 4 2
. En el 2.° quinquenio esa proporción se modifica;
el coeficiente de la República es de 103 7
% 0
y en él correspondo á Montevideo el 5 2 3
y á la Campaña el ll 1 4
.
Por consiguiente,
permanece estacionaria la proporción que correspondió á Campaña
y desciendo la de Montevideo. El descenso de 232 % o obtenido en
el coeficiente de mortalidad de la República, corresponde casi en
su totalidad á Montevideo (20 4
% 0 ) , siendo mínima la intervención
de la campaña (O2 8
%o. )
Haciendo uso del término de comparación antes indicado, sobre
1,000 defunciones de la República, ¿cuántas coi-responderían á Montevideo
y cuántas á Campaña? Llegaríamos á este resultado: primer
quinquenio, Montevideo, 388.78; Campaña, 011.22; 2.° quinquenio,
Montevideo, 319 42; Campaña, 680.58.
Entrando á analizar la mortalidad por los distintos grupos de
causas de defunción en cada región, se encuentra mejor explicada
la diferencia que las caracteriza. En la mortalidad infecto-contagiosa
se encuentra: que la cifra media anual descendió en el Departamento
de Montevideo de 1863 (l. e r
quinquenio) á 975 (2.° quinquenio)
y en Campaña de 1570 á 1271. En Montevideo se reduce
en 888 y en Campaña solo en 299.
El contraste es más notable
porque en el primer quinquenio la cifra de Montevideo era mayor
que la de campaña en 293 y en el 2.° la de campaña es mayor
que la de Montevideo en 296. La reducción en Montevideo equivale
á 470 7
% y en Campaña sólo á 19
0 5
% .
Las mayores diferencias se notan en la reducción del número de
defunciones por tuberculosis y por difteria. La cifra media anual
de defunciones por tuberculosis en Montevideo disminuye en 427 y
en Campaña sólo en 35. Las de difteria en 218 en Montevideo y en
105 en campaña. Con el término de comparación antes indicado,
resultaría que sobre 1000 defunciones de mortalidad infecto-contagiosa
en la República corresponderían en cada quinquenio: en el
1.° á Montevideo 542.78, á Campaña 457.22; en el 2.° á Montevideo
434.22, á Campaña 565.78.
Entre los otros grupos de causas de defunción, las diferencias no
son tan notables; pero, sin embargo, son dignas de mención las
siguientes: las defunciones por afecciones del aparato circulatorio
disminuyen en Montevideo y aumentan en campaña; las del aparato
digestivo sufren en Montevideo una reducción media anual de
234 defunciones y en cambio aumentan en Campaña en la proporción
de 245 por' año; las del sistema nervioso disminuyen en Montevideo
á razón de 88 por año y aumentan en campaña 157 por
cada año.
Las muertes violentas por crímenes y por accidentes
aumentan en la Campaña de un quinquenio al otro y disminuyen
en Montevideo en los mismos períodos. La mortalidad sin asistencia,
sobre todo, que en Montevideo tiene cifras insignificante?,
en Campaña aumenta del primer quinquenio al segundo, siendo el
aumento medio anual de 1,105 ( 2528-3633.)
Todas las diferencias enunciadas inducen á estudiar por separado
cada una de estas regiones, para que por el análisis minucioso
de los datos que les conciernen, se pueda llegar á interpretar
la influencia que una y otra ejercen sobre las cifras correspondientes
á todo el país, á ' conocer la situación propia de cada
una y á fijar las medidas reclamadas por cada parte.
De "Estadística Sanitaria del Uruguay (1887-1896)" por Joaquín Canabal. Instituto Nacional de Higiene. Tipografía de la Escuela Nacional de Artes y Oficios. Montevideo, 1899.
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