lunes, 9 de julio de 2012

Acerca de la putrefacción I

 "El prisionero de Chillon", estudio de un cadáver por Ford Madox Brown (1821-1893)

"La putrefacción es la descomposición de las materias albuminoideas con producción de gases pútridos" (Balthazard)). Es un fenómeno cadavérico, cuya iniciación no es inmediata a la muerte y varía según la causa del fallecimiento, la región del cuerpo, el medio ambiente, etc.

Este proceso de descomposición es preparado por los microbios aerobios, que agotan el oxígeno del cadáver; después intervienen los anaerobios, que son los agentes de la putrefacción gaseosa, al descomponer las albuminas y dar diversos gases, como el ácido carbónico, ácido sulfhídrico, amoniaco, hidrógeno.

Lecha-Marzo, resumiendo diversos estudios, menciona los microbios de la putrefacción. Entre ellos se destacan el bacilo coliputrificus, el bacilus sporogens y el perfringens.

"En la génesis de los fenómenos de putrefacción gaseosa, dice este autor, coloración verde y liquidificación de los tejidos cadavéricos, sean adultos o fetales, los microorganismos anaerobios desempeñan una funcion cronológicamente primaria, prevalente e indispensable respecto a los anaerobios. Estos microorganismos anaerobios son el bacilo butírico de Grüber-Bejerink (beweglicher Buttersaürebacilius de Schatienfroch y Grassberger), el bacilo putrífico de Bienstock-Klein o pseudo vibrión séptico, el grupo de los bacilos tetaniformes no virulentos. El primero preside en el cadáver a la fermentación de los hidratos de carbono; el segundo y los últimos a la descomposición de las sustancias proteicas.

La putrefacción cadavérica gaseosa es producida principalmente por el bacilo butírico de Grüber y por el bacilo putrífico de Bienstock-Klein, y se debe principalmente a la combinación del hidrógeno sulfurado con la sustancia colorante de la sangre, en presencia del oxígeno atmosférico; los tejidos cadavéricos, más superficiales o más expuestos a la acción del oxígeno presentan más pronto la coloración verde.

La liquidificación de los tejidos cadavéricos es producida principalmente por el bacilo de Bienstock-Klein y, en los últimos períodos, también por los bacilos tetaniformes".

El punto de partida principal es el intestino, de donde se difunden los microbios en el resto del cuerpo. Una de las primeras manifestaciones de la putrefacción es la mancha verde del abdomen, que se inicia en la fosa ilíaca derecha, más o menos a las 24 horas en verano, en el doble de tiempo en invierno y es producida por acción del acído sulfhídrico sobre la hemoglobina. Esta mancha se generaliza después a todo el cuerpo en una semana, haciéndose más violácea.

Al mismo tiempo, la formación de gases produce vesículas dentro de los órganos y en la piel; el cadáver se hincha, especialmente en la cara y escroto; a veces el abdomen distendido hace estallar la pared músculo-cutánea; bajo la acción de líquidos y gases pútridos, los tejidos blandos se van destruyendo, la piel se rompe; pelos, uñas, etc., se caen. Los gases de los primeros días son inflamables y con mucho hidrógeno; después son a base de ácido carbónico. A medida que el cadáver se va destruyendo más, el tórax y el abdomen se aplastan, se pierden los líquidos que quedan, los músculos se transforman en membranas amorfas, finalmente todas las partes blandas desaparecen y al cabo de dos o cuatro años, solo queda el esqueleto.

A los efectos médicolegales es útil saber que la putrefacción dificulta las comprobaciones en la autopsia. El órgano que uno de los primeros se altera en su estructura es el cerebro, sobre todo el fetal, conservándose mejor los vasos y las meninges. El útero es la víscera más resistente y esto permite comprobaciones útiles a pesar del tiempo transcurrido; en un caso un año y 4 meses.

Tratándose de traumatismos, en último caso el esqueleto puede dar datos importantes y aún decisivos. En las exhumaciones, dada la mejor protección del cadáver en los féretros corrientes, suele encontrarse la sorpresa de una gran conservación. En los tribunales de Mercedes (Bs. Aires) una autopsia, después de tres años de inhumación, encontró gran parte de la piel en buen estado y fue posible hacer conclusiones de interés.  


Del tratado de "Medicina Legal" del Dr. Nerio Rojas; Editorial El Ateneo, III edición, Buenos Aires, 1947.

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