Si no mantenemos al fuego en su lugar de sirviente y subordinado, se convierte pronto en terrible tirano. ¿Qué hace entonces? Quema todo lo que toca, excepto los metales; a éstos los funde en vez de quemarlos. ¿Han visto los niños alguna casa de la que se haya apoderado el fuego? Es un espectáculo pavoroso, sobre todo si hay personas adentro. Cuando el fuego es dueño de la situación, es casi imposible salvarlas. Si el fuego se apodera de las cosas, muchas veces es debido a una falta de cuidado o a una imprudencia. Con el fuego nadie puede jugar, y mucho menos los niños, pues, aunque al arder en una vela o un fósforo parezca humilde y servicial, se convierte en una fiera devoradora en cuanto nos descuidamos.
Muchos niños han perdido la vida por haber jugado con él. ¿Qué harías en el caso de que se prendiera fuego a tus ropas? Seguramente correrías en busca de tu madre o de tu padre, dando gritos. Esto, no obstante, es lo peor que te podría ocurrir, porque al correr harías que tus vestidos se inflamasen más de prisa. (Explíquese que el viento contribuye a que los objetos se inflamen). En tales casos lo mejor es revolcarse por el suelo o sobre una alfombra, si hay alguna en el lugar, y envolverse con mantas o colchones.
De "Lecciones de cosas", (Libro segundo) por C. B. Nualart. I. G. Seix & Barral Herms. S. A., editores. Barcelona, 1926.
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